
Muchos lo califican de filántropo, para mí, Vicente Ferrer ha sido un humanista, un hombre que dedicó su vida a combatir la injusticia, la pobreza, la exclusión social, la miseria.
Y lo hizo desde su propia convicción de que es posible luchar y hasta lograr levantar una montaña que perdure durante generaciones, Ferrer no fundó una O.N.G cualquiera, desde esa fundación y bajo su mando, demostró que no todo es caridad, no todo es solidaridad, sino que además hace falta pedagogía para hacer entender que hace falta mucho más para combatir esa pobreza y esa exclusión.
Les devolvió la dignidad de sentirse seres humanos, les inculcó valores, ante todo logró que esa gente se revelara en contra de esa pasividad y pasara a ser parte de esa lucha en contra de la exclusión, la miseria y la pobreza, ser ellos mismos los artífices de su destino, dejar de sentir compasión por ellos mismos y sentir que eran, son y serán capaces de valerse por ellos mismos, los enseñó nada más y nada menos que a ser seres humanos, a ser personas, a saber que valen.
No en vano decenas de miles de personas lloran su muerte, aún cuando su legado no sólo estará en su recuerdo, también de forma tangible, hospitales, centros de planificación familiar, asociaciones de ayuda a la mujer, educación (más de 120.000 alumnos entre primaria y secundaria) más de 2 millones de árboles de huerto plantados, 26 mil viviendas construidas, escuelas, cientos de pueblos con riego por aspersión, 3 hospitales con un total de 275 camas, asociaciones de discapacitados con decenas de miles de asociados, un centro para enfermos de VIH con 100 camas…………………………………….
Y unas cuentas transparentes dignas de ser copiadas por más de un gobierno, tan sólo el 4,61 por ciento dedicado a la administración.
Vicente Ferrer no practicaba caridad, al menos a mí me parece así, combatía la pobreza desde los hechos, desde las cosas que se podían ver y tocar, desde los logros, cada euro que ingresaba o ingresa a su fundación es un euro que se invierte en esa lucha que al menos la fundación Vicente Ferrer gana terreno a la insolidaridad, al abandono, a la exclusión social, gana terreno a la esperanza.
Por desgracia no existen muchos Ferrer en este mundo, Vicente sí que sacaba panes de las piedras, a la vista queda su legado.
Humanista, se metió en la carne de la gente, en el sufrimiento de la gente, se remangó la camisa y se embarró los pies, se comprometió hasta los huesos en su particular lucha y vaya si logró resultados, hoy miles de mujeres “intocables” han dejado de serlo, hoy son sencillamente mujeres.
Cuántas cosas más podría decir de este hombre, miles, pero jamás alcanzaría para poder siquiera valorar su obra.
Muchos de aquellos que apadrinan un niño o que colaboran con una O.N.G. Piensan que sólo colaborando ya han contribuido y hasta pueden que esa colaboración ha sido decisiva, por suerte, Ferrer supo visualizar esa brecha entre la colaboración económica y la humanitaria.
Y gracias a esa visión este ex jesuita supo materializar y capitalizar esa brecha en ese rico legado que hoy nos deja y del cual espero que no se pierda ni se diluya, ojalá que se propague y siga extendiéndose y sirva de ejemplo para otras fundaciones.
Poco tiene que ver este blog con hechos o personas como Ferrer, pero me parecía una afrenta no escribir a modo de reconocimiento unas letras en recuerdo de este humanista que nos deja no solo ese inmenso legado, sino que nos deja una lección de humildad, de trabajo, de sencillez, de honradez, de bondad, de dedicación y de profunda humanidad.
No sé si la iniciativa popular acerca de postular su fundación al premio nobel de la paz acabará bien o no, lo que sí creo es que deberíamos de tomar ejemplo y ser todos más humanos, más sensibles, más solidarios y sobre todo, tener muy presente que existen millones de personas que necesitan no tanto de nuestra caridad sino de nuestro apoyo para salir adelante y ese ejemplo de Ferrer bien puede ser el punto de partida.
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