
Cuando uno se aventura a entrar y sobre todo a hacer de la política su medio de vida, evidentmente sabe a qué se expone, la política no es precisamente un mundo de rosas, no en vano a menudo huele a podrido, a corrupción, a abusos de poder, a tráfico de influencias, a recibir "regalos" y todo aquello que tiene que ver con el poder pero el poder mal aplicado, a manipular y hacer un mal uso del poder, en nombre de la democracia.
Y dentro de ese mundo algunos pretenden hacernos creer en los reyes magos, cuando ya hace tiempo que se les ve el plumero, cuando hace ya mucho tiempo que se les cayó la careta y todos saben que debajo de la ya raída piel de cordero está el lobo.
Hoy leo la nueva publicación del EL FOLLET y en su interior se encuentra un artículo de opinión de Joan Planella, más que un artículo, una queja, una denuncia, podríamos decir.
Planella se refiere a la frivolidad, pero sobre todo eleva una critica dirigida a aquellos que critican a los políticos de "forma cruel, descarnada", en donde una minoría- cómo le agrada esa palabra a Planella- ruidosa se ceba con ellos.
Personalmente no me siento aludido, a mí no me interesa la vida privada de Planella, ni si bebe, fuma un porro o si tiene determinada tendencia sexual puntual, es eso, su vida privada y es dueño y señor de ella, no me va ni me viene lo que en ella haga, es más, puedo y de hecho he escuchado mil cosas y hasta algún correo con datos que juraban ser reales me han pasado, no, mil veces no, la vida privada del señor Planella no me interesa en lo absoluto.
Y en algo coincido con Planella, la mayoría de la gente, aunque no lo aparente, sabe diferenciar lo bueno de lo malo, la verdad de la mentira, los dobles discursos, la demagogia y el tiempo de elecciones.
Planella, de cierta forma pide consideración, incluso se autodenomina buena persona, no lo pongo en duda, ahora, como político sí lo cuestiono.
Si Planella piensa que alguien lo ataca de forma cruel y descarnada y lo hace por intereses insatisfechos, entonces, como buena persona que dice ser, como gente de bien y sobre todo como una persona con un par, lo que debería de hacer es llamar a esa persona, ponerse en contacto y hablar sobre lo que considera un ataque.
Puede que el señor Planella, que juzga tan ligeramente a sus detractores, yo allí sí me incluyo, soy uno de sus críticos y sus detractores, pero no creo formar parte de esa tropa que lo injuria ni lo difama y mucho menos meterme en su vida privada, puede que deba de plantearse si no es de buena gente, de mejor político y buena diplomacia sentarse con alguno de esos sus criticos y cara a cara, con la misma valentía que tiene para desacreditar a sus vecinos comerciantes y decirse esas 4 cosas a la cara.
Las personas que piensan que son gente de bien hace eso, se enfrenta a las cosas y las habla cara a cara, y si aquellos que lo critican también son o se consideran gente de bien, escucharán sus quejas y podrán atención a sus demandas y que no le quede duda de que eso quedará entre esas personas y el propio Planella.
El gran tema es que Planella vive en el mundo de la política en donde la desconfianza es el plato de cada día, la traición igual, el afán de protagonismo también, y el poder es como la peor de las drogas, es un vicio que no se puede dejar así como así, es fácil subirse al candelero, lo difícil es saber bajarse a tiempo.
Planella habla de frivolidad, yo le pregunto ¿es serio afirmar que la población de la villa crecerá en 3500 personas en el 2014? ¿es serio poner a parir a sus vecinos solo por que no piensan como él? ¿es acaso serio endeudar o disparar el presupuesto en base a lo que puede ser, en plena crisis? ¿es serio condenar depende a quien, de poco serio y luego, cuando "los salvadores" sí lo ponen en ridículo, no decir ni pío?
Trabajar para la posteridad me parece bien, es más, soy de la opinión que un político de verdad trabaja mirando hacia el futuro, pero siendo sobre todo responsable, serio, reflexivo, no es precisamente su caso señor Planella.
El verdadero político trabaja junto a la gente, no lejos de ella, se respeta para poder pedir respeto, se planifica meditadamente, no se va por ahí de victima, primero ha de mirar hacia atrás y ver lo que se ha pisoteado sin razón, si se le critica, a veces con razón y otras sin ella, no se cierran las puertas, se hace uso de la democracia, uso inteligente, claro, y se llama al critico, que al no ser amigo, puede que le diga cosas que no le gusten, pero sabe usted muy bien que de algunos de los que le critican usted ha aprendido mucho.
Luego, en sus propias filas hay quien llama a otro ESTAFADOR PUBLICO y yo hoy le vuelvo a preguntar, ¿y por casa como andamos? por lo menos Piñeira se dedica exclusivamente a su puesto de diputado mientras usted es lo que se puede decir pluriempleado, 55 mil como diputado, 12 mil como alcalde y ni idea de lo que cobra de dietas y encima queda lo de CAIXA GIRONA, pero eso su gente no lo califica de estafa, ni yo tampoco, pero, a mirarse al espejo y luego criticar.
Por eso, señor Planella, eso de quejarse no le queda bien, en serio, sobre todo por que para tirar la primera piedra hay que estar libre de pecado, para quejarse primero debe de agotar todas las posibilidades, entre ellas, la de tener el coraje y la valentía de enfrentarse a esos criticos, hablar con ellos y buscar un acercamiento, en caso contrario, le recomiendo, como decimos en mi tierra, ir a llorar al cuartito.
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