Hace pocos días y cumpliendo una de las promesas electorales, el ayuntamiento ha puesto en marcha las nuevas medidas de empadronamiento en la que se destaca la nueva normativaque elimina la presentación por parte de los solicitantes de la cédula de habitabilidad que acredita que la vivienda tiene las condiciones mínimas para vivir.
En una nota publicada por Miquel Spa de Regio 7 el periodista hacía mención a que era algo demandado por los inmigrantes.
Como ya han pasado los cien días podemos tocar el tema, recordandole al mencionado profesional que la presentación de la cédula de habitabilidad era obligatoria para todo aquel que desease empadronarse en Puigcerdà, sin excepciones................al menos eso se decía, luego la práctica y depende qué persona igual se hacía la vista gorda, pero lo cierto en que no había excepciones con los inmigrantes.
La flexibización debería haber sido comentada más a fondo por este señor, pues tiene sus claros y oscuros.
A muchos vecinos de la villa, nacidos en la villa, catalanes de pura cepa y gente reconocida de Puigcerdà se les puso muchas trabas para empadronar a un familiar ya no en un piso de alquiler, sino en su propio domicilio.
Por lo cual hubiera sido bueno un trabajo más extenso e ilustrativo, pero los espacios mandan y a veces hay que resumir las noticias en pocos caracteres, así que no cuestiono la nota sino que lamento lo escueto de la misma.
La colonia inmigrante NO TODA sino una parte, solicitó ese cambio en la normativa, que quede claro, se puede coincidir que la normativa pasada era algo esctricta, incluso que sirvió de en parte de freno, freno algo mentiroso por que en muchas ocasiones tanto foráneos como locales se empadronaban en otros municipios pero continuaban viviendo en Puigcerdà.
O podríamos nombrar más de una dirección donde en un piso que deberían vivir 6 personas luego de endurecer la normativa, los alquilaban y vivían hasta 15 personas, así que hecha la ley, hecha la trampa, esto va para la regidora Porta que parece que no podrá conciliar el sueño ante el peligro de proliferación de pisos patera ante la nueva normativa.
Claro que personalmente no comparto algunas de las medidas adoptadas por el gobierno de Piñeira, una de ellas es la no presentación de la cédula de habitabilidad.
Más allá del costo que pueda suponer la misma, más allá del trámite está la seguridad de que la vivienda que puedan alquilar los inmigrantes se encuentren en condiciones dignas, claro que eso engloba a todos, pero me refiero escencialemente a la colonia inmigrantes.
La presentación de la cédula de habitabilidad es un seguro para el ayuntamiento de que no sólo no se comenten excesos por parte de quien alquila, sino que también se asegura que la vivienda y el edificio se encuentran en condiciones seguras y dignas de ser habitados.
El control de la cantidad de personas que lo habitan puede ir acompañado de varias informaciones cruzadas, el consumo de agua es uno de ellos, pero existen varios más.
La existencia de pisos patera en un futuro cercano es la misma que Rubalcaba sea presidente de España, la llegada de inmigrantes a Puigcerdà en la actualidad se produce en casos muy puntuales, en cambio, la marcha de inmigrantes no sólo es notoria, es permanente desde finales de 2008.
La oferta de pisos de alquiler supera ampliamente la demanda, no es necesario ser muy listo para notar que allí por donde vayas en la villa, encuentras pisos de alquiler y a buen precio, incluso si regateas a la catalana tienes la posibilidad cierta de una rebaja.
Lo que sí me queda claro es que las nuevas medidas de empadronamiento no benefician en exclusiva a los inmigrantes y es algo que en su día el señor alcalde tendría que haber remarcado, sobre todo remarcado las dificultades que la anterior normativa les ocasionaba a los catalanes o españoles.
Y no empecemos con que es crítica, son observaciones, comentarios, opiniones, nadie es perfecto, pero sí que al ser humanos los gobernantes pueden cometer errores.
En mi caso el señor Piñerira y su equipo en las ansias de solucionar el problema igual han caido en el error de no pedir la cédula de habitabilidad, requisito que no es solicitado en la mayoría de los ayuntamientos de Catalunya, así que tampoco es grave.
Sólo que sigo creyendo que su solicitud, sea en el municipio que sea, es como mínimo una barrera a aquellos inescrupulosos que alquilan ruinas en lugar de pisos.
Igual si rascamos sólo un poquito podemos llevarnos sorpresas en la villa, con alquileres actuales o de renta antigua en edificios calamitosos, casi en ruinas, pero que están alquilados y que allí viven personas que corren el riesgo de accidentes, sea por el estado mismo del edificio, sea por el estado de las instalaciones electricas que pueden ocasionar incendios, etc.
El tiempo nos dirá si la medida en su conjunto es acertada, cosa que creo que sí, con la única pega de la cédula de habitabilidad, pero algo sí es claro: la antigua normativa no sólo era muy o excesivamente restricitiva, sino que obligaba a que los propios catalanes mintieran a su gobierno para estar en teoría viviendo en un sitio cuando en realidad vivían en la villa.
Algo es seguro: en la próxima lectura de empadronados de Puigcerdà igual el número sorprende incluso al actual gobierno y me animo a vaticinar que así será.
La actual coyuntura sigue empujando a la colonia inmigrante hacia sus paises de origen, algunos con los objetivos mediamente logrados y otros obligados por la falta de trabajo, antes de fin de año al menos habrán marchado unos 40 o 50 inmigrantes más de la villa, claro que igual no comunican su marcha y siguen empadronados por 2 años más, pero lo cierto es que hoy por hoy la población inmigrante de la villa apenas si sobrepasa el millar y medio. Eso siendo muy optimista.
Pero Lourdes Porta no duerme por las noches ante el temor de nuevos pisos patera. en fin.

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