Decir lo que se piensa tiene su precio.

Existen por fortuna hoy en día muchas formas de llegar a la gente, la más efectiva, rápida y libre son sin duda alguna las redes sociales, desde donde uno puede colgar un comentario, denuncia, queja, pregunta, acontecimiento o un sinfín de cosas que en cuestión de segundos puede llegar a miles de personas en cualquier parte del mundo.

Este blog y quien escribe no pretende tanto ni persigue alcanzar fama, prestigio o ganar dinero con sus escritos, todos tenemos aficiones, nos gusta practicar algún deporte o disfrutar de diversas actividades mientras que a otros les agrada pasar el tiempo en el bar, en una biblioteca e incluso por fortuna, están los que dedican parte de su tiempo ayudando al prójimo.

Bien, a mí me gusta dedicar algo de mi tiempo a escribir en este blog y en otros que tengo, pero en este especialmente me dedico a escribir opinando, compartiendo mi punto de vista de cómo veo Puigcerdà, por lo general es esa la temática que leen en este sitio, a lo cual y desde siempre he recibido tantos apoyos como criticas, es a lo que te expones cuando lo haces firmando las notas con nombre y apellido, sin esconderte, sin alias que protejan tu identidad.

Mis escritos a no ser de forma puntual no me han dado dolores de cabeza, pero sí me han permitido conocer la verdadera naturaleza de la gente, los catalanes en concreto no suelen llevar muy bien que se les cuestione, ni mucho menos llevan bien que se les critique o dicho de otra forma, si escribes o criticas en forma contraria a la suya pues..amigo mío, estás en su contra, etiquetado por un partido político o estás comprado por X persona para desprestigiar a otro partido o persona. Y la deducción más lógica que se plantean es ¿ por qué otra razón lo haría si no es por sacar beneficio de ello?


Va a ser que aunque seamos pocos, tipo perros verdes, por el mundo pululamos algunos que sencillamente no nos atamos a nadie, ni nos etiquetamos con alguien, que nos gusta decir lo que pensamos, hacemos uso de algo llamado libertad de expresión y libre pensamiento y no nos vendemos, por que al menos mi dignidad no está en venta, ni la estará. Desde siempre el periodismo, en todas partes del mundo ha sido tendencioso, informando desde una simpatía política o económica, algunos van según el gobierno, pero por lo general siempre se identifican con algún grupo político, pongamos el ejemplo de ABC o La Razón y ya algo más desvirtuado actualmente El País, la prensa independiente se abre espacio poco a poco dentro del perdiodismo digital, pero por el momento son pocos y llegan a poca gente.

Si hablamos a nivel local no tenemos muchas diferencias y es que ser imparcial es complicado, más bien es penalizado, claro que también depende de lo que informes, o de lo que en mi caso opines en el blog, para muchos mis escritos reflejan sus pensamientos, tengo el placer de escuchar eso muy a menudo, pero también levanto ampollas y para los que levanto ampollas soy un HDP eso sí, no me lo dicen sino que se lo comentan a otros, no vaya a ser que decirlo a la cara sea motivo de réplica, pues no, no señores, por si no lo saben dentro de mis limitaciones tengo un par de cositas que en la vida son útiles, una de ellas es tolerancia, la otra educación y la otra, no menos importante es el respeto a la opinión de los demás, pues soy un convencido que la diversidad de opiniones es algo fundamental.

Por desgracia no todos opinan así, más allá de ser o pretender profesionales, me refiero en concreto a personas que también escriben blogs y que en algún momento cuestioné sus escritos o su postura a la hora de escribir, es que en el caso de aquellos que son periodistas y esto es defecto de profesión, pues por que por más que no ostente el carnet de periodista sí que en mis años de estudios no acabados me cuidé de tener bien presente algunos de los elementos básicos del código deontológico, de esos que si se pierden como periodista logran que pierdas objetividad, algo que te lleva a no ser imparcial e irremediablemente te alejan de ser un profesional de verdad para convertirte en un asalariado que defiende sólo una visión, te lleva entonces a escribir desde una tendencia y eso te lleva a ser un mandado, no un periodista.

No afirmo que este sea el caso, sólo digo qué pasa cuando olvidas el verdadero motivo que te llevó a ser periodista, entre ellas el perseguir la objetividad, por más inaccesible que parezca, respetar la verdad por sobre todas las cosas, investigar los hechos y dentro de lo posible enfrentar las dos versiones de los hechos, mantener la imparcialidad...verificar las fuentes.

Pues mi último escrito no le ha gustado a muchos, lo comprobé al saludar a alguien, tres en concreto ese domingo, uno de ellos el autor de la nota que critiqué, que por cierto, no devolvió el saludo y dos allegados a CDC, en el caso de los de CDC uno de ellos me dijo que estaba perjudicando con mis escritos al ayuntamiento pues las cosas no eran como yo decía a lo cual le respondí que era como siempre sólo una opinión, siempre fiel a mi estilo de decir lo que pienso, recordándoles a ambos que no hace mucho tiempo y cuando mis escritos eran corrosivos pero dirigidos al anterior gobierno entonces sí que eran buenos, señores que no escribo para hacer amigos, escribo para decir las cosas como las pienso.

Escribir para decir lo que muchos piensan pero no se atreven a decirlo, escribir para hacer pensar, escribir para contar, para lograr, alguna vez a que otros se animen a seguir el ejemplo, vale, no ganarás amigo...o sí, pero jolines que Franco hace años que murió, que va siendo hora de decir lo que de verdad sientes y piensas, que no es lo que ganas, que no es eso de " no te metas", que no se trata de insultar ni crear mal rollo, se trata de decir lo mismo que murmuras, criticas, cuestionas, penalizas, condenas y señalas pero de puertas adentro pero no tienes la valentía de decirlo ¿ y si pruebas por un par de veces? ¿ por que no te atreves a decir las cosas como lo hago yo? Prueba, verás qué bien se siente, prueba ver cómo más de uno acaba susurrándote " que par de huevos tienes" y claro, también comprobarás que tendrás menos amigos, pero los que tengas aunque no todos, serán fiables. Porque decir lo que se piensa tiene su precio, incluso político.

Es parte del precio que se debe pagar por decir lo que se piensa.