domingo, 22 de enero de 2017

El regreso de Puig y Sardana.

Aviso: El escrito de hoy puede herir la susceptibildad de algunos, por lo cual recomiendo a quienes son sensibles a ciertos temas no tomarse la molestia de leer este escrito.

Tiempo atrás fueron abandonados sin misericordia en los húmedos sótanos del Museo Cerdà, condenados deliberadamente a un proceso de deterioro progresivo, considerados poco menos que basura, bajo la excusa de que su reparación era imposible.

Muchos pueden pensar que exagero, es posible que aquellos que sienten el Mon Geganter lleguen a comprender de qué hablo, también aquellos que defienden, difunden y trabajan por mantener vivas las más ricas tradiciones.     Se puede hacer varios ejemplos, incluso algunos que valen para todos, como los vínculos afectivos.

Si tenemos un ser querido al cual no le dan esperanzas de vida seguramente intentaremos agotar todos los caminos posibles para evitar el fatal desenlace, ahora...si no es cariño genuino el plumero se ve desde lejos.    Aquí seguramente que alguno dirá, ¡¡¡ ya comenzamos!!  A esa persona le digo que es sólo un paso más dentro de la historia de la pareja de gigantes antigua que Puigcerdá, de la historia reciente pero que se merece un respeto.

Puig y Cerdana salieron meses atrás de esos sótanos, por decirlo de alguna forma en busca de un milagro, de un pasaje en un UVI imprescindible, un grupo de personas, entre las que puedo decir me encontraba en ese momento se propuso hacer posible el regreso de la pareja de gigantes.

En lo personal propuse una serie de mejoras relativas a su estructura  que por suerte fueron tenidas en cuenta, Y comenzó un lento pero imparable proceso de reparación, una operación retorno que Dios mediante tendrá su punto culminante en el mes de junio.

Un puñado de vecinos que dijo no al olvido, que dijo no al abandono, un puñado de personas que ama de verdad la tradición y que sin hacer apenas ruido ha podido hacer posible lo que se afirmaba a pie puntillas que era pérdida de tiempo y dinero.

Estado actual de Puig y Cerdana, todo gracias al pueblo de Puigcerdá y un grupo de vecinos que hizo posible lo que otros dijeron que no podía ser. 

Puig y Cerdana regresan pronto a las calles de Puigcerdá y pronto a pueblos y ciudades de toda Cataluña y quien sabe si no llegan al extranjero.    Su villa ha puesto su grano de arena para que ello sea posible.

En el camino han existido elementos que han intentado poner palos a la rueda, que han difamado y han conspirado de todas las maneras posibles y lo siguen haciendo hoy día para evitar el regreso de la pareja, pero ese puñado de personas han apelado al trabajo al silencio y a la perseverancia.

Nada me haría más feliz que poder volver a portar a Cerdana, Dios me de vida para poder hacerlo y ojala los actuales responsables me permitan ese gusto.        

Lo cierto es que los gigantes Puig y Cerdana son y seguirán siendo de todo el pueblo, no de una familia, una pareja que representa parte de la identidad catalana, por su vestimenta que por cierto, la que se proporcionó NUEVA los antiguos responsables la usaron una vez y de ello existen testimonios gráficos que así lo demuestran y luego curiosamente la ropa desapareció.

Como tampoco se sabe qué ha sucedido con la cabeza del  gigante con barba que en su día apareción cerca de Montserrat, nadie más dijo nada ni el señor alcalde ha respondido nada, por tanto queda en evidencia que la responsabilidad de cuidar del patrimonio municipal y sobe todo cultural e histórico de Puigcerdà no es algo que le quite el sueño a Albert Piñeira ni al regidor que le corresponde velar por el mismo.

El cetro del gigante deberá ser devuelto a su legítimo propietario, veremos si el señor alcalde en este punto demuestra sensiblidad y responsabilidad o si el mismo continúa en manos de una familia y no en el del pueblo de Puigcerdá que es donde corresponde.

Quedan muchos puntos por aclarar y muchos mejor ni tocarlos porque ya entonces las cosas pueden ir a mayores y los unicos que saldrían perdiendo serían aquellos que trabajan para mantener vivas las tradiciones catalanas.

Personalmente no soy de ir a medias tintas, cada oveja en su rebaño, sólo que no me gustan las personas que tienen doble moral y doble discurso,  Por ejemplo esos que dicen no tocar un himno como Els Segadors porque sería entrar en política y luego te tocan el español según ellos por un hecho puntual.....pero que al año siguiente vuelven y lo vuelven a tocar.     Y que curiosamente no hablan catalán,  Yo no lo escribo pero sí lo hablo, con errores o no, dolent puc ser, pero lo hablo.

El caso es que más allá de rumores, más allá de palos en la rueda, por muchas dificultades que han debido atravesar, Puig y Cerdana regresan y rejuvenecidos, con un aspecto mucho más bonito que antes.   Ropa nueva ( la nueva y gratis que se había hecho desapareció y el ayuntamiento ni pregunto el porque y dónde fue a parar esa ropa)  por supuesto que ropa resperando fielmente la original, no aquella tan rara y si se me permite, fea, que tenían,

También es verdad que de haber respetado y querido de verdad el mundo de los gigantes las personas que los abandonaron y los condenaron a un olvido, habrían por lo menos, haber dejado sus bustos como memoria viva de una tradición que merece respeto.  

Por fortuna un puñado de soñadores, defensores y cuidadores de una más que bella tradición no bajó los brazos y luchó contra las adversidades, pusieron y siguen poniendo toda su ilusión para que Puig y Cerdana regresen de donde jamás tuvieron que salir.

Necesitan de vosotros, de los vecinos de la villa, aún queda mucho por hacer, por trabajar, se necesitan portadores por ejemplo.  

Algunos no desean ese regreso, incluso afirman que los gigantes de la villa son otros, llevan algo de razón, ambas parejas son de la villa, la diferencia es que los gigantes viejos sí son del pueblo y gente del pueblo trabajan para que regresen a la calle, mientras que por otra parte los más nuevos pertenecen a una familia que si bien ha hecho mucho por esos gigantes también ha hecho muy pero muy poco por los viejos, a no ser colaborar para que su deterioro y posterior desaparición fuese un hecho.

Por suerte aún queda gente que sí trabaja para mantener viva una tradición.

Y gracias a Dios tenemos un Puigcerdá que se vuelca en la conservaciòn de esos gigantes,

Espero que ahora se produzca la llegada de esos necesarios portadores.  

Así estaban en un momento del proceso de reparación 

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