martes, 14 de marzo de 2017

Fabián Martín: hacer de la adversidad una oportunidad.

Mi blog, como todos lo saben no es precisamente un sitio donde se puedan leer escritos optimistas ni constructivos, no al menos en la mayoría de las veces.

En contadas ocasiones hablo de los comerciantes de Puigcerdà, a no ser que los mismos posean virtudes personales destacables y ofrezcan algo especial, diferente y recomendable al consumidor, Puigcerdà tiene una oferta gastronómica buenísima y esto hace entonces que escribir de algo excepcional sea aún más complicado.

En el caso de Fabián Martín es incluso sencillo escribir, aunque, apreciado lector, bien sabrá que escribir algo sobre un campeón del mundo en pizzas al cual se le han hecho cientos y cientos de entrevistas puede ser fácil, pero decir algo diferente no lo es tanto.

Por ello escribo como hace muchos años una ex primera dama, en aquel entonces apenas una militante más de un movimiento que años más tarde acabó por ser el partido más votado de mi tierra natal me enseñó, “no escribas para los “chetos” (pijos), escribí para que te entienda todo el mundo, escribí en lenguaje periférico” y créanme que no fue sencillo, hoy, para escribir acerca de Fabián Martín voy a aplicar aquel consejo a fondo.

No le hace falta ni publicidad ni visibilidad, Fabián Martín ya es una leyenda viva en el mundo de la gastronomía, con la diferencia que ha logrado lo impensable: dignificar el mundo de la pizza, hacer de un plato tradicional y sencillo un arte y un placer al degustarlo, no hace pizzas, elabora manjares. 

Pero lo más destacable es, además de que su actual oficio nace casi de una casualidad y de la curiosidad, es que el campeón del mundo se ha forjado a sí mismo, ha trabajado su fama con la seguridad en sí mismo, sobre todo sin dejar, jamás, de reinventarse, de plantearse nuevos retos, de superarse a sí mismo.   La fama no se le subió a la cabeza y más allá del pizzero más famoso del mundo, es antes que nada un ser humano excepcional.

Podría hablar de su negocio actual, pero creo que todos los que vivimos en la Cerdanya o Puigcerdà conocemos su ubicación, aunque dudo que sean tantos los que hayan visitado el mismo, de hecho, yo mismo he pasado mucho tiempo para visitarlo y luego de hacerlo puedo decir que repetiré muchas veces.    Todo aquel que crea que va a una pizzería más está totalmente equivocado. 

Para hablar de sus creaciones necesitaría varios escritos, por ello destacaré sólo algunas, pizza con trufas blancas, pizza de oro comestible, la de Coca Cola, la pizza transparente, la aspirable y así podría seguir un muy buen rato.


Un personal con una atención exquisita y un Fabián Martín que está en todos los detalles, mesa por mesa, del comienzo al fin, hombre…no todos los días te atiende un campeón mundial desde la sencillez y la humildad que lo hace el mejor pizzero del mundo. 
 
Si tengo que describir o destacar algo de su local es su oferta gastronómica, la variedad de precios y de platos, que van más allá de las pizzas, pizzas que van desde las más tradicionales a las gourmets, en un abanico de precios muy amplio, al que se debe agregar una serie de entrantes, ensaladas o pastas.

Ahora bien, eso es el negocio del mejor pizzero del mundo el cual prefiero pasar de puntillas y sean vosotros los que descubran y comprueben sus bondades.   Yo prefiero hablar de la persona, del hombre, del vecino, ceretano por decisión, porque uno no es de donde nace sino de donde escoge vivir y Fabián escogió la Cerdanya.

Un hombre que se hace a sí mismo, que transforma una adversidad en una oportunidad, que si ha llegado donde ha llegado ha sido gracias a creer en sí mismo, en confiar en su potencial, en su creatividad, en su ingenio.     Más que tener oportunidades las ha fabricado y ha triunfado.
Hoy por hoy dedica su tiempo a lo más valioso que puede tener un ser humano: su familia, ha apostado por vivir, cerró su negocio en Barcelona y si bien, como alma inquieta que es siempre tendrá proyectos nuevos y desafíos por alcanzar, el campeón ha preferido dar prioridad a su familia por encima de lo material, yo, desde mi humilde punto de vista diría que Fabián decidió apostar por la vida y que disfruta del mejor título que la misma le puede dar y es su familia.

Más allá del campeón existe el hombre sencillo que de forma especial sabe transmitir conocimiento, sabe regalar experiencia de vida, que sin decirlo expresamente te brinda oportunidades y crecimiento personal.      Llega a ver defectos en otra persona en minutos y de una forma muy sutil te los señala, pero al mismo tiempo te da herramientas para corregirlos.

Un ejemplo a seguir, un referente para todo aquel que crea que es difícil o complicado, mirando la trayectoria de Fabián Martín podemos estar seguros que nada es imposible, que el triunfo está en nosotros mismos, que todo está en proponérselo, en dibujarlo y visualizarlo nosotros mismos y no sólo pensar que es posible, sino creer que así será, luego ponerle ganas, ilusión, perseverancia, ingenio y tiempo.   Son ingredientes que Fabián Martín usa en su día a día, los resultados están a la vista.    Campeón por méritos propios.  



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