sábado, 5 de agosto de 2017

El desmadre de las terrazas en Puigcerdà.


Qué bonito sería Puigcerdà si de verdad tanto vecinos como turistas pudieran disfrutar de sus espacios libres.

Pero no es así en esta villa, más bien todo lo contrario, cada temporada perdemos más y más espacios que deberían ser de esparcimiento y ocio, desde calles cerradas no sólo para coches sino para viandantes pues resulta casi imposible caminar entre medio de terrazas en calles del núcleo antiguo.

Plazas que han dejado de serlo para ser terrazas, mientras otras son de aparcamiento continuo, como la Plaza del Sol, por ejemplo y poco a poco, la Vedruna.

La del Call es un vivo ejemplo de que priman más los derechos de un comerciante que la de los niños a la hora de jugar, vamos, que de plaza sí, pero nada de pelota y si es posible de gritos que me espantas la clientela, pero no hablemos que el local ocupa muchos metros de plaza…que paga, sí, pero que es plaza y no debería ser terraza, eso sí, alegre, feliz y dichoso a la hora de hacer caja cuando se celebran allí eventos.

Pasa lo mismo en la plaza de los Héroes o Santa María, en la primera dos magníficas “peceras” que en su día contaban hasta con cebras para el paso de los camareros, peceras que no han sido suficientes para al menos uno de los dos locales y será porque no tiene ya metros de local y de pecera, pues no, venga, de 6 a 8 mesas más en verano.   

Sobre el extremo que da al paseo 10 de abril más de lo mismo, donde se funden las dos plazas o el escuálido trozo que queda libre, un mar de terrazas más, donde la imagen que se da es por lo menos pintoresca, no se tiene en cuenta la estética, es como si fuese carnaval.

Y sobre el campanario.uno de los locales que pone mínimo en agosto o en temporada 4 a 6 mesas más…puede que incluso sin el permiso correspondiente.    Así podríamos seguir todo el día.
Lo peor es que además del desmadre que existe con el tema terrazas, se agrega el horario permitido para las mismas…2.30 de la madrugada, tiene narices, el descanso de los vecinos no interesa, sino recaudar 2 céntimos más y no sólo eso…a las 2.30 se les hace la primera llamada, nada de que a esa hora debe estar recogida y cerrada la terraza, como es norma.

No, que estén allí 2 personas hablando alto, riendo, gritando…con el consumo de 1 cervecita o un cubata.  

Este es el municipio en el que ya vale todo, en que se le dice que si a todo, si Don Dinero manda…todo con la excusa de tener contento al turista.

¿Acaso no tenemos la zona industrial con bares, pubs y demás donde sí pueden estar aquellos que deseen beber y disfrutar hasta las tantas?

¿Porqué se sigue alimentando esta política permisiva y recaudatoria?

Señores vecinos, sobre todo aquellos que sufren el desmadre de las terrazas, los compadezco, pero también les digo que no se quejen sólo en privado, que existen formas de parar esto, que todo tiene un límite, que si el ayuntamiento dice no o no da respuestas existen los medios de comunicación y también el Síndic de Greuxes, y más herramientas para no solo poner punto final a esto, sino también de revisar todos y cada uno de esos permisos de terrazas.  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Apreciado vecino, ¿es que solo usted tiene la potestad de decidir cuándo, cómo y dónde debemos los demás vecinos de la Vila gozar de los días y las noches de verano? Para muchos disponer de flamantes plazas de cemento vacías y calurosas no son una opció aceptable. Estaremos de acuerdo en que algunas terrazas son más bonitas que otras pero no querrá ser el primer pueblo que prohíbe las terrazas, no? Pensándolo bien... ¿No estamos un poco hartos de prohibiciones? Fomentemos el respeto y el sentido común, vivamos y dejemos vivir.

Juan Amaro dijo...

Estimado anónimo...ni rengo ni deseo tener potestades para decidir, pero sí hago uso de mi derecho a expresarme, a dar mi opinión que es compartida por numerosos vecinos.

Usted lo ha dicho bien, plazas de cemento en un pueblo de montaña. Flamantes.....no tanto el tiempo pasa y casi cumplen 10 añitos.

En un pueblo que lucha por dar una imagen el estado y uniformidad de las terrazas juega un papel importante por no decir que habla además de lo que somos como villa, como vecinos y como organización comercial.

No se trata de prohibir, se trata de poner orden y de dejar de mirar hacia otro lado, ponga usted atención a la afluencia de turistas en el verano, que año a año desciende en calidad entre otras cosas. Ponga usted atención a cómo otros pueblos cercanos ganan en comercio y en visitas.

Por último y no menos importante, tómese unos minutos y dialogue con los vecinos que viven en las plazas o sobre terrazas de bares. Pregúntele sobre su actual calidad de vida, sobre el mal descanso que sufren desde hace años ya, o, algo mejor, si tiene usted amigos o parientes en esta situación, haga la prueba de pasarse alli lo que queda del verano.

Muy posiblemente sería usted no que hable de prohibiciones pero si de limitaciones a la hora de extender los horarios en las terrazas e incluso de limitar considerablemente los permisos de las mismas