En esta montaña rusa que es el reclamo soberanista catalán y
que en los últimos años ha tomado un rumbo para unos inquietante, para otros
decisivo y para otros de ruptura de estado, de sociedad y convivencia, le ha
llegado la hora de la verdad.
Sería, por tanto, muy positivo, esclarecedor, didáctico,
transparente, democrático, inteligente, necesario y justo que aquellos que
apoyan la República Catalana o los que apuestan por una España unida protagonizaran
debates que permitan a la ciudadanía en su conjunto poder sacar conclusiones,
contrastar opiniones, posiciones, argumentos, consecuencias, ventajas y
desventajas que tendrían los catalanes siendo independientes o continuando
dentro del reino de España.
Hasta hoy ambos bandos han tirado de argumentos, pero sin
confrontar los mismos a través de debates, hasta hoy es un cruce mutuo de
acusaciones, de supuestas culpas de uno y el otro lado, a las que por desgracia
el pasado 1 de octubre se tuvo que añadir la violenta, injustificada y condenable
uso de la fuerza por parte de Guardia Civil.
Lo cierto e indiscutible es que la sociedad catalana se
encuentra dividida en dos, por un lado, los llamados separatistas y por otro
los que apoyan el reino español. Lo malo
es que si eres partidario de quedarte en España eres un “facha” o peor aún,
eres una persona non grata que además apoyas la corrupción del PP, entre otras
cosas.
Pero el caso no es ahora el de la división de l sociedad
catalana, no, el caso es que el próximo 21 de diciembre todas estas diferencias
tienen la oportunidad de zanjarse en las urnas, allí sí habla el soberano y en
este caso debe hacerlo con firmeza, con determinación, con el compromiso,
respeto e implicación que esa fecha y lo que en ella se decide se merecen.
No se elige un gobierno autonómico sino el camino que seguirá
Cataluña de allí en adelante, si ganan los partidos afines a la República
Catalana el reino de España y el resto del mundo no tendrán más remedio que
aceptar que es algo que aspira legítimamente el pueblo catalán.
Si por lo contrario el gobierno escogido por los catalanes
es “españolista” los llamados separatistas deberán resignar sus aspiraciones y
pedirle al catalanismo independentistas que acepten la voz de las urnas.
Es la hora de las urnas, la hora de la verdad, ni
manifestaciones, ni banderas, ni reclamos, la mayor expresión democrática que
podemos tener son las urnas, allí su resultado es incuestionable, pero para que
eso suceda el pueblo catalán ha de concurrir en masa a votar, no hay excusas,
no es momento de titubeos, no es hora de flaquezas, es el momento y la
oportunidad que todos, de ambas partes, reclaman.
Aquel que el 21 de diciembre no vote le estará dando la
espalda a su país o a su república, le estará negando a sus hijos, vecinos y
familiares el derecho a opinar, mientras que a sí mismo se estará
fallando.
Motivos para ir a votar creo que sobran, pongan el que más les
guste, puede ser para que pare por fin el bombardeo mediático al que estamos
sometidos desde hace meses por este problema, pueden decir que es por el futuro
de sus hijos, para evitar que España les robe, podrán decir que es porque es
una reivindicación histórica y que Cataluña debe y se merece ser libre y
soberana.
Puede que aquí discrepe y mucho, los independentistas
olvidan que una importante parte del territorio catalán pertenece a Francia y
perdonen, pero no los veo reclamar esa parte, no los oigo mencionar que no se
olvidan de que parte de Cataluña lleva más de 300 años en poder de Francia.
Si son aquellos que desean permanecer como parte del reino
español también hay para decirles, por ejemplo, que exijan a los futuros
gobernantes catalanes que aquellos que los representen en Madrid propongan
cambios al estado español, en referencia al trato económico que algunas comunidades
autónomas reciben.
Quiero decir que se torna imperioso que aquellos que nos
gobiernan se despeguen del sillón y pongan la materia gris a funcionar, a
buscar soluciones y alternativas para aquellas comunidades que desde hace 40 años
viven de la solidaridad de otras comunidades.
España está obligada a realizar cambios profundos y justos
en lo que a trato financiero se refiere, está obligada a optimizar y potenciar
los diferentes recursos que tienen las 17 comunidades que componen el
reino.
Cataluña tiene por delante la gran oportunidad que reclama,
el 21D es esa oportunidad, ese referéndum legal que se necesita para salir de
este laberinto, el mundo entero tiene ya los ojos puestos en esta fecha.
Falta que la clase política esté a la altura, de mi parte
les exijo a los futuros candidatos catalanes que se mojen, que debatan, que
expongan sus argumentos enfrentando a sus adversarios, no en un gran debate, en
todos los que sea posible.
Que los medios de información estatales estén a su
disposición cada día de la campaña electoral catalana y que al menos exista un
debate semanal o más, tal y como sucedió en Escocia, sin miedos, sin engaños,
diciéndole a la gente las ventajas y desventajas de seguir en España o la de
irse de ella.
Usted que me lee, usted tiene la solución en sus
manos, el próximo 21D es usted quien tiene la llave, la decisión es completamente
suya, las consecuencias de ir o no ir, también. El pueblo catalán tiene la obligación moral, cívica y democrática de ir en masa a votar el 21D, de hacer historia, de decidir de verdad, de terminar como República o continuar como hasta ahora, pero sólo yendo a votar se puede decidir de verdad.
No le falle a la democracia, no le falle a su república o reino, no le falle a su familia, no se falle a usted mismo, las urnas lo esperan, la historia lo espera.
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