A pocas horas de que el pueblo acuda a las urnas, con una
participación estimada en el 80% nada está ni claro ni decidido ¿O sí?
El conflicto entre Cataluña y España ha provocado una
división social, política e incluso empresarial, de eso no hay dudas, de lo que
sí existen fundadas dudas es de que el próximo 22 de diciembre, ya con los
resultados en la mano Rajoy se plantee asumir que existe un 47% de los
catalanes (según las últimas encuestas) que apuestan por la independencia.
Y aquí es donde el tema queda más que claro, no se puede mirar
hacia otro lado, ignorar que existe una Cataluña dividida entre separarse de
España y otra por quedarse. Un 43% de
los catalanes apoya a los sectores nacionalistas y al PSC, que, apuesta por
seguir en España, mientras que un 8% se queda en medio de las dos posturas y
apoya a Podemos.
Espinoso y complicado tema que ha separado familias, amigos
y más.
Pero existe una realidad incontestable, que empuja a quienes
miramos el conflicto no de fuera pero sí con atención, que, a pesar de la fuga
de empresas, a pesar del 155 con políticos presos o en el exilio, a pesar de
que el turismo desciende notablemente y las consecuencias económicas son
considerables, a pesar de muchos y muchos palos en la rueda existe al menos en
las encuestas, la mitad de Cataluña que clama por separarse de España.
Estas horas que quedan serán decisivas para uno y otro
bando. Y la incertidumbre crece,
como seguramente crezca la preocupación por parte de Rajoy, su gobierno y por
supuesto, el rey, es evidente que el mundo tendrá puestos los ojos en el 21 D.
Y una casi segura victoria del independentismo debería
forzar al gobierno español a formar una mesa de diálogo, quizás incluso con
mediadores internacionales y buscar una salida digna y honrosa para ambas
partes. Como que también queda claro
que el camino iniciado por la ANC no tiene retorno, pero sí un muy largo
recorrido por delante, donde nada será fácil y los palos o piedras en el camino
serán enormes.
Hace más de 34 años conocí en mi tierra a un exiliado
catalán, ex soldado de la República, si bien vivía en libertad era un preso de
sus recuerdos, un hombre que cada día derramaba lágrimas de nostalgia por esa
tierra que por cuestiones de salud nunca volvería a pisar.
De la mano de ese hombre llegué a conocer la primera plaza en el mundo construida en homenaje a Lluís Companys, me la presentó como si fuese la mayor obra arquitectónica jamas concebida, acariciar con sus manos aquel monolito y sus figuras de bronce, ver cómo derramaba lágrimas de emoción, orgullo y tristeza me llevan a hoy a pensar en varios vecinos de Puigcerdá que llevan toda una vida luchando y soñando con una Cataluña libre. A ellos, pero sobre todo a los que dejaron su vida luchado por ello, todos mis respetos.
A través de él pude saber que ya desde los tiempos del
colonialismo los catalanes tenían prohibido negociar en las Américas, que su
tierra había sido mutilada sin misericordia y caprichosamente por los reyes de
aquel entonces. Que luego de esa
guerra civil al pueblo catalán se le prohibía usa su lengua, de la misma forma
que aquel país partido por el reino francés y español sufrió también la persecución
de su gente por su lengua y que hoy en día en los conocidos como Paisos Catalans
su uso es casi anecdótico.
Luego de más de 300 años buena parte del pueblo catalán continúa
luchando por enmendar al menos parte de esa injusticia, no creo que a nadie le
guste saber o contemplar cómo, sin consultar ni tener en cuenta a su pueblo, se
puede partir un país en dos.
Pero regresemos a la actualidad, el 21D debería de ser el
comienzo de un camino en una nueva etapa, en aquello que se dice, la gota orada
la piedra, el escenario que nos dejará el 21D no es para nada diferente del
anterior, eso es un hecho.
Como es un echo que deberán uno y otro bando buscar caminos
que los saquen de esta encrucijada, allí es donde se verá la famosa capacidad
de negociar de los catalanes.
Puede que la UE pretenda desmarcarse de este tema, pero cuidado,
las elecciones las convoca el gobierno español y la gente va a responder a
través de los votos.
Lo más sensato, justo y racional sería la convocatoria a un referéndum
donde quede plasmada esa voluntad ciudadana, las armas serían las urnas y su
resultado pondría a Rajoy en una más que incómoda posición a nivel nacional e
internacional.
Vale, constitucionalmente es ilegal que Cataluña se separe
de España, pero las leyes y la misma constitución se hicieron para modificarlas
y el caso catalán es un motivo para cambiar la constitución, puede que la
propuesta socialista de un estado federado no sea tan mala idea.
Pero nadie, ni el más obtuso, ni el más cerrado de los
políticos o ciudadanos puede negar que si luego de todo lo sucedido el pueblo
catalán en su mayoría continúa reclamando la independencia es que algo habrá
que hacer para resolver esto.
Vox Pópuli Vox Dei ...eso no lo puede negar ni siquiera
Rajoy y compañía. Y lo que imagino se
pensó sería la solución al problema, donde los resultados permitirían a los
nacionalistas gobernar y aplacar los reclamos republicanos acaba siendo un
boomerang que veremos como lo maneja, porque ya no quedan dudas, los
independentistas o el reclamo de todo un pueblo en las urnas le gritan a Rajoy
que no los quieren.
Pero por otra parte existe un 43% que sí desea continuar
perteneciendo a España, lo dicho, es el comienzo de un camino, largo, complicado
y lleno de obstáculos, pero donde la voz y la voluntad de un pueblo no pueden
ni deben ignorarse. Dios bendiga a
Cataluña, pero, sobre todo, de todo corazón espero que sea el comienzo para una
solución definitiva.
Puede ser ese camino el que siguen perseverando el que
finalmente, dentro de décadas, conduzca a Cataluña a ser una nación o como
mínimo a ser respetada y tratada justamente.
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