Puigcerdà tiene una población registrada de casi 9300
personas, de las cuales un 25% son inmigrantes, aunque el actual equipo de
gobierno reconoce unos 1900.
Y no van encaminados (o sí). Pero hoy quiero contarle algo, apreciado
vecino, algo que seguramente no sepa, o no tenga la información
suficiente. Y se lo quiero contar porque
va siendo hora de que lo sepa para que luego de este escrito cambie un poco la
idea que tiene de los “peruanos” que tiene como vecinos.
Va a ser que somos más de 2500 inmigrantes viviendo en Puigcerdà,
va a ser que estos “peruanos”, moros o como suelen llamarnos de puertas para adentro
aportamos a esta villa una más que sensible entrada económica.
Para su información los inmigrantes alquilamos más de 450
pisos en este pueblo. Y estamos al
frente de más de 40 negocios, generando cientos de empleos directos, a los que
debe sumar los más de 200 autónomos inmigrantes que viven también en Puigcerdà.
Hostales, pizzerías, restaurantes, bares, discotecas,
carnicerías, chocolaterías, cafeterías, tiendas de ropa, agencias de viaje,
cristalerías, carpinterías, talleres de coches, taxímetros, etc. Son propiedad
de inmigrantes, argentinos, bolivianos, portugueses, pakistaníes, marroquíes,
rumanos, uruguayos, colombianos, chinos, por nombrar algunos.
Aportamos más de 27 millones de euros al año a la economía
local de forma directa y generamos empleo directo para más de 500 personas. Eso sin contar los aportes a Seguridad Social,
ni a los amigos de Hacienda.
Eso y mucho más aportamos a Puigcerdà los inmigrantes, si
existen hoy dos escuelas en Puigcerdà y se mantiene la natalidad es porque desde
hace unos 20 años la llegada de inmigrantes lo hace posible.
Para todos aquellos que nos miran por encima del hombro,
para aquellos que muchas veces murmuran entre dientes “vete a tu país”, que
sepan de una vez por todas el aporte que los inmigrantes hace a Puigcerdà, a la
comarca y al país.
Y agrego más. Que
pregunte, piense o consulte la cantidad de parados inmigrantes que actualmente
tiene Puigcerdà. Bien. Ahora separe a los mismos por nacionalidad,
se puede llegar a sorprender de los pocos que somos, pero, en realidad no debería
hacerlo, sino recordar que los inmigrantes no tenemos ni padres ni demasiada
familia que nos pueda respaldar, por tanto, la lógica es fría pero
determinante: el paro para el inmigrante es su peor enemigo.
Los inmigrantes hoy en día no sólo alquilamos unos 470 pisos
en Puigcerdá, pero además a nivel comercial alquilamos unos 45 locales, de ahí
que movamos más de 27 millones de euros al año. Y por supuesto, menos en educación estamos
en casi todos los ámbitos locales.
Menos en uno que nos discrimina, entre otras cosas porque no
escribimos o no hablamos en catalán. Y
ese ámbito es el político. Más bien es
el ámbito que más nos subestima y discrimina.
A ellos mi mensaje personal: se les termina el chollo, vayan
pensando en que un lugar 8 o 9 en una lista es sencillamente una falta de
respeto, que puede ser alimento para el ego de alguno que con esa limosna le
pueda hacer sentir importante, o quizás su formación y sus ambiciones sean escasas.
Pero va a ser que algunos somos conscientes del peso demográfico
que tenemos. Que sabemos – y muy bien-
que ese peso, llevado a las urnas es decisivo.
El actual gobierno puede argumentar que somos 1700
inmigrantes, pero sabe que eso no es así, que somos más de 2500, claro, unos
800 han adquirido la nacionalidad, mientras que unos 400 no pueden votar en las
municipales, pero…algunos de los que aún no somos españoles ya nos hemos
hartado de ser manipulados, ninguneados, subestimados o discriminados.
No es necesario ser catalán de pura cepa para querer esta
tierra, basta con ser agradecido con lo que esta tierra nos da, no basta tener
un D.N.I para opinar, sino tener las neuronas y la materia gris en condiciones,
no es necesario haber nacido aquí para amar, defender y cuidar esta tierra de
acogida.
Para comprender que se derrocha o se mal administran
nuestros impuestos no se necesita otra cosa que no sea pensar. Y
para querer cambiar las cosas tan solo hace falta la difusión de ideas. No se es mejor o peor persona por
proceder de otro sitio, porque uno no es de donde nace, sino de donde elige
vivir.
Somos el 25% del padrón municipal y es ya es tiempo de
decirlo alto y claro. Somos parte
vital e imprescindible del motor de la economía local. Somos parte de la columna vertebral de
Puigcerdà.
Es una realidad.
Aún así son demasiados los que nos siguen mirando como intrusos, que
hacen diferencias, diferencias no muy sutiles. A ellos, a esos que piensan que
perjudicamos la economía, a los que murmuran que vivimos del estado, de las ayudas,
les repito que miren a su alrededor y que lo hagan detenidamente.
Sí, hoy en día en Puigcerdà trabajan en negro y sin papeles
no menos de 300 inmigrantes, varias de esas personas que trabajan de esa forma
limpian casas, cuidan abuelos o puede que laven platos en algún restaurante de
la zona, y no, no por caridad de quienes los emplean, no señor, sino porque esas
honorables personas le pagan mucho menos de lo que deberían, quizás personas
que luego no faltan a misa y pagan esos pecados con unos cuantos ave Marías.
Los inmigrantes no vamos a cambiar Cataluña, quizás los
nuevos catalanes, hijos de inmigrantes, en un futuro sí que contribuyan a ese cambio necesario y ese
cambio ya ha comenzado ya hace muchos años, en política, uno de los primeros
diputados inmigrantes del parlamento catalán es uruguayo, Roberto Lavandera,
PSC.
Pero el motivo de este escrito es que es tiempo que los
vecinos de Puigcerdá sepan cuánto pesa la contribución económica que realizan
los inmigrantes en la villa. Que antes
de murmurar que “te vayas a tu país” piensen la cantidad de empleo y riqueza
generamos en este pueblo.
Y en un futuro cercano también valoren eso a la hora de
votar. Porque las próximas listas municipales
lleven en las mismas inmigrantes que aporten cambios y cosas positivas a la
villa, no que los lleven de relleno, porque un 25% del padrón merece tener
también la responsabilidad de ejercer y ocupar cargos locales de responsabilidad.
Pero no por peso demográfico, sino porque afortunadamente
dentro de esa cantidad de inmigrantes hay personas con la capacidad suficiente
de generar cambios que contribuyan a tener una Puigcerdà mejor para todos.
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