miércoles, 20 de mayo de 2020

El alcalde de Puigcerdà se suma al ruego y lanza un mensaje a Barcelona.

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Las consecuencias de la crisis son notorias, eso sin sumar las condiciones en las que los bares y restaurantes de toda Cataluña se enfrentan.

Su facturación en esta fase 1 no es para nada atrayente, diría que algunos trabajan a pérdida, o al menos no les otorga beneficios el abrir en fase 1. 

En el día de ayer el alcalde de Puigcerdà aprovechó para lanzar un SOS casi a la desesperada, a la gente de Barcelona, vasta ver el subtítulo que utiliza la sexta y que evidencia lo expresado a este medio de comunicación por parte del alcalde. 

A pesar que Cataluña central lleva 15 días de atraso, el mensaje incitando a que suban a consumir es inequívoco, los bares y restaurantes de la Cerdanya no pueden vivir sin Barcelona.

El alcalde emite un mensaje que no es otra cosa que un ruego a Barcelona, es casi un grito de “sin vosotros no somos nada”, mientas, a nivel local, anima a sus vecinos a defender el comercio local, pero, ni su regiduría de comercio ni la asociación de comercio local, ni el entramado empresarial local proponen un incentivo a los vecinos.

Si bien la oferta local en materia de bares y restaurantes en Puigcerdà y la comarca esta preparada y orientada para atender al triple de las personas que aquí vivimos, ese grito, ese reclamo y esa apreciación por parte del alcalde deja una sensación de que el consumo local es paupérrimo, dicho de forma coloquial, los locales dejamos monedas en los bares y restaurantes locales.

No se otros vecinos, pero en mi caso el sentimiento que me producen noticias como estas es de discriminación, de que nuestro consumo local no aporta nada a los bares y restaurantes de Puigcerdá y la comarca. 

Parece ser que las terrazas llenas entre semana, en épocas normales no suman nada para los bares, parece ser que muchos de ellos el consumo local no les sirve para pagar facturas ni sostener su negocio en los meses de temporada baja o entre semana.

Que está bien el enviar un mensaje que estamos preparados para recibir a todo aquel que quiera visitarnos, venga de donde venga, porque sí, somos el 1% de la población catalana, si, nuestro principal motor es el turismo.

Pero Barcelona no es el ombligo del mundo, la segunda residencia subirá ni bien tenga la oportunidad, ni falta hace que le recordemos que Cerdanya los espera, ya suben solos, si lo hacen en pleno confinamiento, cuando el mismo acabe subirán, vaya si subirán.

La pregunta al señor alcalde es ¿no tiene usted un horizonte más grande, o sólo centra su ruego y su reclamo sólo a Barcelona?

Porque tanto el alcalde como el tejido empresarial envían mensajes exclusivamente a Barcelona, el gran reclamo de estos días es la gratuidad del túnel, ni más ni menos.

Y mientras otras zonas turísticas hacen un reclamo general y en varios idiomas, en Cerdanya nos dirigimos sólo a Barcelona.

Esto me hace recordar cuando se pensaba que el mundo era plano, no se veía más allá de ese concepto, al menos hasta que precisamente un catalán paró un huevo y la reina Isabel se atrevió a respaldar tamaña locura. 

Hay vida -y mucha- más allá de Barcelona.   Un país entero que posiblemente no tiene idea dónde estamos y las maravillas que ofrece Cerdanya, un verdadero paraíso del turismo activo.
Pero al parecer no se aprendió nada en esta crisis. 

A nivel local se ignora a sus vecinos, pero se les anima a consumir en el pequeño comercio, eso sí, los regalos para Barcelona.  Nosotros a pagar.

Ahora con los bares más de lo mismo.     El titular de la sexta nos deja la sensación que nuestro dinero no vale nada.  

Igual en lugar de apoyarlos, ya que, al parecer, nuestro consumo es calderilla, lo mejor es hacer la cervecita o el café en nuestro piso, seguir experimentando en cocina y una vez pase esto de las fases, poner nuestros coches dirección Manresa, La Seu o Andorra, a por ofertas y ventajas que en nuestra comarca no nos hacen. 

Pero quiero quebrar una lanza por al menos una localidad que en perfil bajo sí que cuida a sus vecinos, Bellver de Cerdanya, donde negocios locales le llevan a domicilio las compras, caso Bon Área, Cal Jaume, etc. 

O las ofertas de las queserías de Ger o Meranges.   

Las comparaciones son odiosas, lo sé, pero mira por donde, Xavi Porta, por ejemplo, repartiendo mascarillas personalmente, o llamando a sus vecinos de más de 65 años, cada día, para saber si necesitan algo.    Eso lo conozco como política de cercanía.  

Aquí también estuvo, pero para las fotos. 

Y no digo que haya gestionado mal la crisis, pero del 1 al 10 no puedo darle más de un 9. 
Aunque de eso ya hablaremos en un próximo escrito, porque ahora mismo el tema es que parece ser que no se inventa nada más que no sea llamar al consumo a Barcelona.

La segunda residencia subirá sin duda, pero señores, un poquito de por favor, un poquito más de ingenio, que más allá de Barcelona existe un goloso mercado, a ver si cambiamos el chip, que parece que no hemos aprendido nada.    

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