Días pasados la Cerdanya ha sido noticia a nivel nacional.
Varios medios de comunicación hicieron eco del desmadre producido en un restaurante musical, donde las imágenes y los vídeos no dejanban lugar a dudas de la innumerable lista de infracciones que se cometieron en dicho establecimiento.
Pero si quedaba alguna duda, si se podía argumentar que podrían ser imágenes de tiempos pasados, si alguien podía defender ese suceso, el propio responsable del local admitía frente a cámaras lo sucedido.
El caso es que desde el Ayuntamiento que corresponde emitir una opinión no salió ni una sola palabra.
Y desde las autoridades comarcales menos aún.
Tampoco salió el mediático alcalde de Puigcerdá, en su calidad de diputado provincial de Girona a decir o hacer nada, y eso que este señor alardea por encima de todo el ser diputado por Girona, en su página de Facebook .
Tampoco ningún otro municipio ni partido político han exigido públicamente explicaciones ni pedido que se tomen medidas por lo sucedido en ese restaurante musical.
Es el sospechoso silencio cómplice. El mirar hacia otro lado, el callar para no molestar al vecino.
Es la pobre e indignante excusa de "no es mi casa", olvidando que la comarca entera ha sido perjudicada mediaticamente, que queda en entredicho si los que nos gobiernan de verdad son capaces, si son responsables y si tienen un mínimo de conciencia de la gravedad de los hechos.
El sospechoso silencio cómplice de un Consell Comarcal que es esta etapa de gobierno de ERC ha saltado a la palestra del postureo, emulando al alcalde de Puigcerdà, pero que no es capaz de tomar medidas enérgicas en este caso, pues uno de sus alcaldes, un municipio donde ha pasado esto, calla inexplicablemente.
Nadie ha preguntado qué tipo de sanciones le corresponde aplicar a las autoridades a este local, a pesar que su responsable reconoce frente a cámaras de televisión lo que sucedió en su local, vale pasar por alto una supuesta y comprabada actuación xenófoga aplicada en ese mismo local, pero claro, eso le pasó a unos inmigrantes, no a los catalanes, los inmigrantes sólo valen cuando llegan las elecciones.
Cómplices son los políticos de esta comarca sin excepciones, pues lo alli sucedido nos afecta a todos de pleno. Pero no ha pasado nada, todos calladitos, que en unos días la gente se olvida de esto.
En cualquier otra localidad posiblemente el local habría sufrido las consecuencias legales de forma no fulminante pero sí pública, para que la gente se entere que nadie es impune.
Aquí no, la sensación que me deja esto es que aquí reina la impunidad, el amiguismo, aquí se sanciona según quien seas, aquí, señores, un diputado que debería asumir la responsabilidad como tal y exigir explicaciones al tiempo que reclamar responsabilidades, se calla, evita pronunciarse.
El alcalde del municipio de Fontanals no dice ni mu. Y el Consell Comarcal mira hacia otro lado.
Tot plegat: Vergonya. El silencio público y cómplice de quienes nos gobiernan dejan claro que reina el más fuerte, que en Cerdanya la impunidad existe y que tenemos una clase política sospechosamente muda.
Ustedes saquen sus conclusiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario