El próximo día 10 comenzarán las obras de remodelación de la plazas de la villa.
Y es el comienzo de una nueva era, con imprevisibles consecuencias, nefastas o buenas o simplemente sin muchos cmabios de cara al comercio, salvo, claro está aquellos que dispongan de nuevas terrazas que les proporcionen una entrada extra de dinero.
Mientras tanto, el caso es que en plena temporada de ventas los comerciantes verán de forma inmediata e irreversible las consecuencias en sus cajas, se podría haber comenzado por la Cabrinetti y minimizar o atenuar los daños financieros a el comercio.
Pero olvidamos que en este curso gubernamental el ciudadano alcalde parece ser quien más y mejor sabe de comercio y de marketing, es él y solo él quien conoce el tema, y claro, es él además quien puede tener el don de ver el futuro.
Y en esa futurología, ve el futuro comercial de la villa como brillante y pujante una vez acabadas las reformas.
Dios quiera así sea, por que, a el alcalde lo pueden obligar a dimitir, pero no pueden volver al pasado y resacir económicamente a los comerciantes, de producirse lo temido por los comerciantes.
Una cosa es cierta: no se han llevado adelante estudios serios ni mucho menos imparciales en este sentido, basta y sobra con que el iluminado alcalde lo diga y lo afirme, y a misa.
Nadie puede arriesgarse a dar por sentado que el proyecto de remodelación será un éxito, ni tampoco darlo como una sentencia de muerte comercial.
Pero sí es verdad que faltó diálogo y falta de parte del ayuntamiento voluntad de arreglar las cosas de forma ordenada, dando parte de la razón a los comerciantes y poniendo en marcha un plan serio y sobre todo imparcial en el caso de las plazas.
Claro que Planella de eso no sabe, lo suyo es vanidad, arrogancia, intolerancia, soberbia y le dá igual si luego las cosas van mal, el tema es hacer SU voluntad, cueste lo que cueste, sin importarle si mañana la villa se cae o no.
Y es el comienzo de una nueva era, con imprevisibles consecuencias, nefastas o buenas o simplemente sin muchos cmabios de cara al comercio, salvo, claro está aquellos que dispongan de nuevas terrazas que les proporcionen una entrada extra de dinero.
Mientras tanto, el caso es que en plena temporada de ventas los comerciantes verán de forma inmediata e irreversible las consecuencias en sus cajas, se podría haber comenzado por la Cabrinetti y minimizar o atenuar los daños financieros a el comercio.
Pero olvidamos que en este curso gubernamental el ciudadano alcalde parece ser quien más y mejor sabe de comercio y de marketing, es él y solo él quien conoce el tema, y claro, es él además quien puede tener el don de ver el futuro.
Y en esa futurología, ve el futuro comercial de la villa como brillante y pujante una vez acabadas las reformas.
Dios quiera así sea, por que, a el alcalde lo pueden obligar a dimitir, pero no pueden volver al pasado y resacir económicamente a los comerciantes, de producirse lo temido por los comerciantes.
Una cosa es cierta: no se han llevado adelante estudios serios ni mucho menos imparciales en este sentido, basta y sobra con que el iluminado alcalde lo diga y lo afirme, y a misa.
Nadie puede arriesgarse a dar por sentado que el proyecto de remodelación será un éxito, ni tampoco darlo como una sentencia de muerte comercial.
Pero sí es verdad que faltó diálogo y falta de parte del ayuntamiento voluntad de arreglar las cosas de forma ordenada, dando parte de la razón a los comerciantes y poniendo en marcha un plan serio y sobre todo imparcial en el caso de las plazas.
Claro que Planella de eso no sabe, lo suyo es vanidad, arrogancia, intolerancia, soberbia y le dá igual si luego las cosas van mal, el tema es hacer SU voluntad, cueste lo que cueste, sin importarle si mañana la villa se cae o no.
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