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Lo que debería de saber un fascista cobarde


Infinidad de profesiones existen hoy por hoy, muchas de ellas vinculadas a la medicina, otras a la educación, a la información, a la seguridad y así podríamos estar varios minutos hasta llegar a la de los servicios, en donde podríamos explorar en sus derivados, hostelería es uno de ellos.

El tema es que o quién puede determinar el grado de capacidad y de formación para cada uno de ellos, no tendrá la misma preparación ni los mismos estudios un mecánico que un médico, o un conductor que un abogado.

Podemos encontrar un camarero que hable 3 o más idiomas, y un abogado o periodista que domine el castellano y catalán, de la misma forma que un albañil puede que te hable 4 o más idiomas o que además de dominar más de un idioma, tenga más de una profesión, e incluso más preparación y nivel cultural que otras personas que presumen de estar preparados para el mundo laboral.

Sin embargo, por más humildes o hasta intrascendentes que puedan parecer algunos trabajos, por menor que pueda ser su contribución en el diario quehacer, cada profesión, cada trabajador cumple un desempeño clave y decisivo para que todo funcione.

Algunos no lo ven así, desde su pedestal de barro, entonces, desde su encumbrada vanidad, desde su más completa arrogancia y desde su pobre y escasa visión de la vida, son capaces de catalogar las cualidades de una persona por el trabajo que estas desempeñen.

Olvidan, desconocen o ignoran que cada cual en su sitio cumple un papel fundamental.

Su capacidad de razonamiento les impide diferenciar todo aquello que no esté a lo que consideran su entorno. Un profesor puede dentro de sus conocimientos manejarse con total soltura, incluso puede que su preparación previa les permita opinar y participar en áreas que no son las suyas pero, si luego en su vida diaria no posee habilidades para realizar las tareas básicas de una casa, por ejemplo, de poco le servirán entonces sus conocimientos y preparación.

Lo mismo le sucede a un abogado brillante, a un ingeniero, a un técnico informático o un director de un banco, son profesionales pero no multifacéticos.

Esto no los convierte en seres inferiores, ni los degrada ni los condena ante la sociedad, sencillamente por que existen personas que preparadas o no, con o sin estudios, sí saben hacer y muchas veces de forma brillante, eso que ellos jamás serían capaces de hacer, personas que pasan a ser parte vital e indispensable en la vida de este profesional.

En Argentina es común ver a un arquitecto conducir un taxi o hacer de camarero, a una maestra o una enfermera hacer de cajeras de supermercado, podría poner infinidad de ejemplos, y a ninguno de ellos se les ha creado un trauma existencial que les impida seguir viviendo.

Y por qué no? , Es sencillo, por que escogieron esa oportunidad, por que era de momento el modo de sobrevivir y esperar el momento de retomar su vida profesional más adelante o cuando surgiera la oportunidad.

Para muchos inmigrantes es la situación en la que nos encontramos a lo largo y ancho del territorio europeo salvo en Suiza, detrás de cada inmigrante existe una historia como la de los arquitectos argentinos, sin saberlo, en una caja de supermercado o de una limpiadora, incluso de un albañil o de un taxista, puede encontrarse un profesional con estudios universitarios.

Muchos por la apariencia indígena o por el color de piel pueden confundir a una persona, al juzgar solo por su color de piel, su procedencia o solo por el hecho de ser inmigrante.

Pero lo peor y más lamentable es que se critique a una persona por el trabajo que esta desempeña, sin mirarse primero uno mismo al espejo, es este el caso de un cobarde xenófobo racista e intolerante de la villa de Puigcerdá, del cual al parecer pronto tendremos muchos datos para ponerlo frente a un juez.

Este individuo tiene un raro y particular punto de vista, para él existen personas de segunda tercera y cuarta categoría, por supuesto él no entra en ninguna de ellas, sino en las primeras de la primera fila, en un acto narcisista propio de sujetos con una baja autoestima, poca seguridad en sí mismos, una educación pobre y unas bases más bien franquistas y tirando a falangistas.

En mi país sería lisa y llanamente tildado de fascista, sin dejar de llamarlo cobarde ni racista, claro está.

Pero vivimos en Catalunya, una tierra con gente la mayoría tolerante, integradora, lejos de la lacra cobarde y rastrera que como el sujeto este representa una ínfima y triste minoría de esta tierra.

Los que vivimos de nuestro trabajo los hacemos orgullosos por que sencillamente lo hacemos de una manera digna, puede que no hagamos el trabajo para el cual estamos preparados, puede que nuestra capacidad sea bastante más alta de lo que necesitamos para el lugar en el que trabajamos…………o no.

Podría este sujeto pensar en la actual "GENERACIÓN CERO" en donde se puede ver a una ingeniera química trabajando de telefonista porque hoy por los jóvenes que egresan de las universidades no encuentran trabajo en lo suyo y por si fuese poco, existen muchos con FP con más edad que hoy engrosan las filas de paro y les dificultan aún más encontrar su primer empleo en todo el territorio español, pero sigamos con el tema que sacó el cobarde falangista.

El hecho de trabajar en un lugar que no necesita demasiada preparación no da derecho a un racista a reírse o descalificar o otra persona, no, y le dejo un par de ejemplos a este sujeto: número de tiendas de la calle Mayor y España, número de personas que allí trabajan, número de las que son catalanas, que son la mayoría, ahora, grado de preparación necesaria para atender un cliente. ¿? ¿?.

Bien, ahora que lo traslade a una gasolinera si le place, donde se debe de tener un mínimo de conocimientos como en una tienda, sí esa tienda donde ganan más o menos que nosotros, solo que además pesa el tener buena presencia, etc., en nuestro caso, no es solo poner gasolina, de la misma forma que en la tienda no es solo vender un juguete, un par de zapatos o una camisa.

Pero el tema de fondo es que este señor menosprecia a una persona por su procedencia y por el trabajo que desempeña y olvida que muchos de sus coterráneos los cuales pueden o no tener preparación y formación más allá de la E.S.O. también están trabajando en un super, en una tienda e incluso en una gasolinera.

El lugar en donde uno trabaje y la responsabilidad que allí desempeñe no es motivo de descalificación, de desmerecer, es un trabajo, solo eso y no le da derecho a nadie a cuestionar ni mofarse del que allí esté trabajando, menos aún cuando ni idea tiene de si esa persona está allí por decisión propia o no, o si la persona está preparada para realizar trabajos de muchísima más preparación.

Los uruguayos de por sí somos multifaceticos, es normal que más de uno de nosotros tenga más de un oficio, que sepa defenderse en más de un área profesional y que mal le pese a alguno, el 99 por ciento somos honestos.

Que esté acostumbrado este sujeto a tratar con uruguayos corruptos y deshonestos, eso es otra cosa, que cerca de él trabajen personas uruguayas sin escrúpulos y amigas del dinero ajeno, también es otra cosa, pero ni todos somos ladrones, ni todos somos corruptos, de la misma forma que no todos somos tránsfugas que vamos detrás de un cargo.

Puigcerdà tiene hoy la mala suerte de contar entre sus vecinos con malas personas y peor gente como el fascista racista que me amenazó y tildó de ladrón, ojalá sus amigos uruguayos sean tan honestos como él quisiera, creo que no.

Quizás no esté trabajando en un empleo brillante ni en un lugar con un futuro que promete, claro que hoy en día ni el más firme y preparado trabajador es imprescindible en su puesto, la actual coyuntura no permite a nadie hacer planes de futuro en ningún área del mercado laboral, en ninguna parte del mundo.

Hoy por desgracia somos todos supervivientes, en mi caso personal, hace ya unos 8 años aprendí esa lección, 17 años en la misma empresa y tuve que rehacerme a mí mismo laboralmente, lo hice, vaya si lo hice, este falangista racista no tiene ni idea de lo que es luchar en el día a día y sobrevivir para contarlo.

Este hoy gasolinero está más que conforme con el jefe que tiene, está más que satisfecho de su lugar de trabajo, por que hace mucho tiempo que aprendió a valorar otras cosas mucho mejores que el dinero, la familia, la amistad, el valor de la palabra, el ir por la vida con la frente en alto.

Una cosa es cuestionar el accionar de un gobierno municipal que a mi juicio es arrogante, inoperante, abusiva, que miente, que no tiene ni mantiene las cuentas claras, sobre todo las de cara al público, que desconoce el voto de la minoría, que agravia a sus comerciantes, otra es no estar preparado profesionalmente.

Dentro del ayuntamiento y día a día se corrobora que la mayoría de sus regidores no están capacitados ni por asomo para asumir responsabilidades acordes al cargo que ocupan.

Y para culminar le dejo al cobarde falangista esta pregunta ¿existe algún lugar para aprender el oficio de cobarde y algún lugar para aprender a ser regidor o político? Y no vale las ciencias políticas, por que eso es para gente con capacidad de razonamiento, un cobarde no la tiene y yo no quiero ser político

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