
¿La hora de reconvertirse?
La ola de cierres en la villa no cesa, se rumorea que Mango se suma a esos cierres y con ellos al menos media docena de comercios más, incluido o no, uno de los 4 locutorios.
Pero creo que al menos los comerciantes considerados “de aquí” tendrían que plantearse considerar plantar cara a la crisis.
La coyuntura económica ha sido sin duda alguna la real culpable de esos cierres, puede que otra serie de factores también contribuyeran en el descenso abrupto de las ventas, pero a mi juicio la realidad es que el estallido de la “burbuja” es la principal causa.
El tema de aparcamiento podría ser uno de los motivos, pero nadie en su sano juicio puede afirmar que el descenso de ventas se debe en su mayoría a ese tema en concreto, es más, la asociación de comerciantes y el propio ayuntamiento, ambos en conjunto deberían de elaborar una encuesta al respecto.
Una encuesta que contemple desde el tema aparcamiento como de los comercios que consideran los vecinos de la villa y la comarca, hacen falta en el día a día.
Sinceramente creo que llegó el momento de dejar de buscar culpables y comenzar juntos, codo a codo, soluciones, de nada vale ahora ver quién tenía razón y quién no, es tiempo de unión, de buena voluntad, de poner todo el ingenio y todo el esfuerzo para intentar salir lo menos dañado de esta coyuntura.
La cerdanya y en especial Puigcerdà tiene un comercio dedicado en su gran mayoría a un sector de poder adquisitivo alto o medio alto, pero un buen porcentaje de los que aquí vivimos no tenemos ese poder, sino más bien es de medio a medio bajo.
El resultado está a la vista, los primeros comercios en caer además de alguna inmobiliaria, han sido aquellos orientados a un público que hoy no está dispuesto a gastar en ellos.
A ello debemos sumar que el peaje del túnel del Cadí es gratis para quienes estamos empadronados en la comarca, motivo que nos lleva a trasladarnos a la cercana Berga y allí realizar la mayoría de las compras del mes.
Y ya no solo la compra de comestibles, los precios de las tiendas son sensiblemente más bajos que los de Puigcerdà, calzado, ropa, etc, encima cambia uno de aire y pasea, además de economizar, por más que se pague combustible.
La conclusión creo que es clara, el comercio debería de plantearse una reconversión de mediana a profunda, de cara a colmar las necesidades de todos, con un objetivo muy concreto, hacer de la capital cerdana un lugar en donde uno sienta la necesidad de venir a comprar.
Quitarse en parte ese papel elitista, sin llegar al término de populacho, ser capaces de lograr tener una imagen de que La Cerdanya es un lugar asequible para todos los bolsillos y no solo para carteras o cuentas de varios ceros.
Que La Cerdanya es uno de los lugares más caros de Catalunya es algo fuera de discusión, pero que necesita el comercio un replanteamiento es indudable si quiere seguir viviendo.
El turismo es de fines de semana y temporada, pero las casi 18 mil almas que aquí vivimos todo el año no disponemos de un salario acorde al nivel de vida de la mayoría de los que nos visitan, eso sin tener en cuenta que aún aquellos de poder adquisitivo alto también miran su cartera y se lo piensan dos veces a la hora de pagar por más por un servicio el cual muchas veces incluso está por debajo del mismo que se le brinda en la capital y por el cual pagan menos que aquí.
Y además habría que tener en cuenta que en las grandes superficies de la capital las ofertas de hoy se multiplican, razón de más para aggiornarse, es entonces donde de verdad se nota el verdadero comerciante, el que no solo tiene el capital para poner un negocio sino que tiene la capacidad de realizar una autocrítica y realizar cambios antes de bajar cortina.
Es allí donde se ve el verdadero comerciante, es entonces cuando se pone a prueba su visión comercial y su potencial a la hora de plantearse estrategias de marketing que en conjunto logren sacarlo del pozo.
No es solo bajar márgenes, no es solo reducir personal y costes, es interpretar e intuir qué va mal, es en tiempos difíciles donde de verdad se ven aquellos con la suficiente capacidad de comerciar, el principal reclamo es la comarca, pero eso no basta.
Es verdad que la reconversión no es para el cien por cien de los comercios de la villa, de la misma forma que es verdad que en el área de la gastronomía han sido varios los que han optado por bajar sus precios, al punto que con lo que antes apenas comía una persona hoy lo hacen dos y le sobra dinero, pero también son más aquellos que se han reconvertido para sobrevivir.
Pongamos un par de ejemplos en sólo unos metros, el Spirit del Ví, el Petit Café y el Central han optado por comidas rápidas, pasando del cafecito y la cañita a un agregado de servicios que obviamente le ingresa algo más de rentabilidad..
Pero eso no se trasladó a las tiendas, y los resultados están a la vista, no es solo el tema de la crisis ni de altos alquileres, es tema de visualizar y de adaptarse a los nuevos tiempos que corren, nadie pretende mercadillos y gangas enormes, pero es sin duda tiempo de mirarle el bolsillo a la gente.
Aquello de que en tiempos de guerra cualquier hueco es bueno como trinchera sería un buen ejemplo, por eso lo de la encuesta, si de verdad queremos y aspiramos a sobrellevar la crisis e intentamos minimizar sus efectos, es tiempo de unión y de ideas, de propuestas pero también de hechos.
Y no tenemos mucho tiempo a favor nuestro, por desgracia creo que lo peor de la tormenta aún no llegó, la intervención de cajas y bancos recién comienza, por lo que prepararse para capear el temporal sería lo más prudente.
El período del consumismo alegre y de descontrol de gastos llegó a su fin, apelar a la memoria de los abuelos no es mala idea, economía de guerra, te dirán, pues, traslada eso a tu comercio pero visto desde el consumidor a quien precisamente el dinero no le sobra.
La especulación es en este momento tu peor consejera, es hora de debate, pero de debate en la unión, estamos todos juntos en el mismo barco y en mayor o menor medida todos padecemos esta crisis.
La imagen de una comarca cara tiene que cambiarse, tenemos el mejor producto, pero debemos de saber darle el valor que de verdad tiene, y si pensamos en nuestros vecinos pensemos en sus raídos bolsillos y menguados ingresos, de la misma forma que les pasa a ellos les pasa a los que nos visitan.
Una comarca más asequible es una comarca con más posibilidades de recibir turistas, de que ellos decidan comprar aquí su ropa, sus zapatos y sus recuerdos de la misma forma que decidan comer fuera, o hasta de plantearse la compra de esa segunda residencia una vez pase la crisis.
La insistencia de escuchar a nuestros vecinos y también a los que nos visitan es creo, vital, aquellos que se unieron con o sin razones suficientes para protestar por el tema plazas y también los que apoyaron el proyecto deberían hoy unirse y planificar estrategias.
Luego de “escuchar” a la gente y sin demoras, el paso a seguir es obviamente el de plantearse una estrategia de marketing que logre despertar el interés del potencial consumidor y si para ello es necesario recurrir al gobierno, la diputación o a profesionales del marketing, pues se recurre.
Que se debe de solicitar ayuda del gobierno es algo cantado, si hasta hoy los comercios han sido fuentes de ingresos por impuestos y fuentes de trabajo, en la mayor industria sin chimeneas de La Cerdanya, hoy deben de ser contemplados, escuchados y apoyados sin demoras ni excusas.
Siempre se dice que la mayor empresa es el ayuntamiento con 120 personas que de una forma u otra trabajan para ellos, sin pretender entrar en polémica, el conjunto de comercios de la villa excede ampliamente esa cifra y por tanto, el comercio de la villa es por lejos la primera y mayor empresa de toda la comarca, merece pues, la mayor atención y de forma inmediata.
Pero para que eso suceda deben de ser los propios comerciantes de Puigcerdà quienes se hagan valorar debidamente, quienes defiendan con uñas y dientes su fuente de ingresos.
La gran pregunta, la del millón, es: ¿están preparados los comerciantes de la villa para forzar movimientos por parte del gobierno? ¿Tienen la capacidad y la voluntad de diálogo? ¿Su visión comercial y sus apetencias gananciales están a la altura de los tiempos que corremos? ¿Están dispuestos a agudizar el ingenio y a escuchar ideas y propuestas nuevas? ¿De verdad están preparados para golpear todas las puertas que sean posibles en la búsqueda de una solución que les permita paliar la crisis y sobrevivir a la misma? ¿Llegó la hora de reconvertir el comercio en Puigcerdà?
La unión hace la fuerza, la solución a una salida está en manos de los interesados directos, la mayoría de los comercios de la villa no necesitan que sus potenciales compradores recurran a un crédito elevado para comprar, llegó la hora de demostrar que la fama de comerciantes inteligentes y astutos que los catalanes se han ganado en el mundo es verdadera.
Tendrán que mirar y pensar en la supervivencia comercial de la villa y de ellos mismos sin esperar soluciones que no caerán del cielo, sino que tendrán que ser ellos mismos quienes las busquen y mejor que sea rápido, a quien le duele la muela no se arrancará el colmillo.
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