Si alguien busca la ciudad más altruista de Cataluña, que deje de buscar: somos nosotros, los vecinos de Puigcerdà. Y no lo digo por nuestras ganas de compartir la coca del domingo, sino por nuestra capacidad —gracias al exalcalde Piñeira— de regalar dinero público sin esperar nada a cambio. Literalmente, nada. Ni un euro. Ni una tapa de queso. Ni un vaso de agua. El Summerfest: la fiesta que pagamos entre todos (y disfrutan unos pocos) Resulta que el Summerfest, ese macrofestival que prometía poner Puigcerdà en el mapa, ha sido, en realidad, el mejor regalo de cumpleaños para una empresa privada y unos propietarios de terrenos que, mira tú por dónde, no han tenido que mover ni un dedo para ver cómo sus campos se llenaban de gente y sus cuentas de ceros. Mientras tanto, nosotros, los vecinos, hemos puesto la casa, la comida y la limpieza… y ni siquiera nos han invitado a la fiesta. El convenio: un manual de cómo ser demasiado buena persona Nuestro ayuntamiento, liderado por el se...
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