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A David, el superviviente.


Se podría decir que te has despojado de todo, te has quedado desnudo y te has decidido a compartir con nosotros tu experiencia.

Sin pudor y sin anestesia, crudo, realista, sincero, con una buena dosis de autocritica pero desde una mirada y unas palabras sencillas y directas.

Un aviso a navegantes: el libro de David Puigbo, la persona a quien hoy dedico estas letras, engancha, te lleva a devorar sus páginas, no por que quieras saber quién es el asesino, David ya lo anuncia casi desde la primera frase.

Engancha por que es una verdad sin maquillajes, engancha por que no hay adornos ni detalles rebuscados, son palabras escritas desde el dolor y desde la esperanza, según la etapa que fué viviendo David.

Nunca, para ningún ser humano es fácil reconocer sus errores, menos aún desnudar su alma y mostrarle a los demás su lado más íntimo, su parte mala o su parte privada.

David lo hace, pienso que lo hace casi en un grito en el intento de que aquellos que lean su libro sepan que existe entre nosotros en el día a día un enemigo que se mete de forma sigilosa en nuestras vidas, en la vida de aquellos que queremos y es un enemigo cruel, implacable, dañino.

Basta mirarlo a los ojos para comprender que sigue su lucha, pero que se encuentra fuerte, decidido, que la lucha ya la ha ganado, que hoy su lucha se centra en prevenir a los demás de los efectos que produce este enemigo y de las consecuencias.

Tiene 31 años y cuando hablas con él escuchas un hombre decidido a gritar a los 4 vientos sus vivencias, no es para menos, ha regresado del infierno y está aquí para contarlo.

Detrás de su libro no existe una editorial de renombre, ni tiene montada una estructura publicitaria que lo lleve a vender miles de ejemplares, tampoco es su norte hacerse famoso o llenar sus bolsillos.

Sin otra cosa que su voluntad y la ilusión de que su libro pueda ser una de las herramientas que frenen esa plaga llamada droga, David lleva vendido 300 ejemplares, con el boca a boca, con él mismo como reclamo publicitario.

También lo han apoyado en la comarca reconocidos libreros como puede ser Viladesau, entre otros, eso vale decirlo y anotarlo.

Pero David es un superviviente, hoy sí sabe lo que quiere y adónde quiere llegar, no lo dice con esas palabras, lo transmite cuando habla, sereno, tranquilo, pero firme en la voz, la cual sólo se quiebra al referirse a su hijo, presente en la charla y como referente o bandera de su razón de vivir.

Se siente que tiene ilusión y empuje, se puede palpar las ganas de hacer cosas, el ansia por transmitir sus vivencias.

En sus últimas letras del libro David dice en una de sus frases que comienza de cero.

Y en en único punto en el que no coincido con David, pues en el camino que ha decidido recorrer es verdad que perdió muchas cosas, sí, pero en esa transición que está viviendo, quizás sin que en ese momento se haya dado cuenta, comienza esta nueva etapa con muchas cosas buenas.

La primera es saber que cuenta con dos tesoros de valor incalculable: su familia y su hijo.

Y la segunda es que en esta segunda oportunidad además de la experiencia tiene el enorme privilegio de saber de verdad cuáles son sus amigos de verdad, de saber quienes son aquellos que lo quieren de verdad.

Si hay algo que respeto es aquellas personas que luchan, David es eso: un luchador y por ese motivo es que hoy le dedico estas letras.

Él decidió dar guerra, ser quien decide lo que está bien y lo que está mal para su vida, pero lo que más valoro de esa su guerra personal es que ha tenido - y perdón por mi expresión- un par de c.... y salir al mundo a contarle el antes y el después del infierno.

Ha decidido contribuir a través de su libro a la lucha con este flagelo social, a pelear contra este enemigo que contamina, que destruye, que degrada, que corrompe y eso a mi juicio es motivo de reconocimiento y de aplauso.

Y lo hace desde sus escasos recursos economicos, poniendo parte de su sueldo para pagar los libros que va vendiendo, quizás hoy pida que le impriman 20 ó 30 más, con una certeza: sabe entonces que serán vendidos y que aquellos que lo compren lo harán motivados por leerlo y seguramente por que un amigo le recomendó la compra.

Yo les puedo asegurar que vale la pena, no por que sea un best seller, ni por que sea un premio a las letras, como podría ser un premio Planeta, lo recomiendo por que es nada más y nada menos que un libro donde un hombre relata a su manera su vida en ese infierno, su lucha por salir de él, relata sin maquillajes ni adornos y puede que cruda, esas vivencias, hasta que logra ganar la batalla.

Es a ese superviviente, a ese hijo, a ese padre a quien hoy le digo desde este desconocido y pequeño rincón que me siento orgulloso y honrado de haber compartido unos minutos de charla con él.

Nunca he consumido nada, ni he pasado por lo que ha pasado David, pero sé perfectamente lo que es luchar, lo que es sentirse solo, lo que significa perder cosas por errores cometidos, se lo que se siente cuando pierdes aquello que quieres, de la misma forma que se lo que se siente cuando aquellos a los que quieres no puedes tenerlos cerca.

Adelante David, aún queda mucho por hacer, muchos caminos por recorrer, muchas peleas por librar.

Una cosa: tenlo por seguro, hoy, mañanaa y siempre Hugo estará orgulloso de tí, del hombre, del padre, del superviviente, un abrazo muy fuerte David.

P.D. el libro de David Puigbo se llama TROZOS DE MI PIEL y pueden contactar con él o leer partes de su libro en: http://www.facebook.com/profile.php?id=100001291789340

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