
Intentar transmitir un programa de gobierno en dos semanas es imposible,por lo cual deduzco que los principales partidos implicados en la contienda se dedicarán a resaltar una especie de decálogo e intentar convencer a los pocos interesados que irán a las urnas.
Al menos hasta hoy el clima que se respira es de apatía, indiferencia y el creciente desencanto ante la clase política.
El gran tema es que la gente en una inquietante mayoría prefiere pasar del voto.
¿Cuál debería entonces ser la estrategia política a seguir para invertir esta situación?
Una encuesta arroja que el 73 por ciento de la población desconoce las propuestas de los partidos catalanes, si yo fuera Montilla, Mas o Puigcercos estos datos me producirían verguenza y preocupación, ya que se demuestra que el sistema falla y mucho.
Dura tarea la de convencer a los electores en sólo dos semanas.
La cartelería evidentemente no invita ni transmite nada, a no ser un mudo testimonio que muestra el rostro del candidato de turno y poco más, en algunos casos un corto mensaje que no todos pueden o son capaces de interpretar y menos en la dimensión que pretenden los partidos.
Los mitings engañan, casi siempre, dependiendo del lugar y zona donde se realicen, pero por lo general quienes están allí ya están convencidos y decididos a quién votarán por lo que considero que un estadio lleno no es sinónimo de victoria ni muchísimo menos una demostración de poder de convocatoria.
Los spots televisivos son un poco más de lo mismo, genios habrían de ser los publicistas, además de estar implicados políticamente, ya es complicado de por sí realizar publicidad que llegue y convenza, que transmita, pues si se trata de transmitir confianza, programa e incentivar al voto, el desafío de los publicistas es el triple.
En algunos o en todos los partidos sus estrategas deben de ser pero que muy creativos en lo referente a mensajes.
Supongo que por estructura, experiencia y medios, el P.S.C. debe de ser el mejor preparado ya que además cuenta con su "padre" PSOE.
Pero convencer a veces no es ser el más fuerte, ni el estar en el poder te otorga ventajas, muchos votos se pueden ganar o perder a través del principal orador, si el responsable de tu campaña ha pasado 4 años encerrado en un escritorio o si apenas ha salido de él, más que una ayuda puede ser el elemento decisivo del fracaso.
Dos semanas.................................un mundo teniendo en cuenta que todo puede cambiar en solo horas, pero también pueden ser segundos si tenemos en cuenta que la población no tiene demasiado interés por las próximas elecciones.
Qué problema tanto para los que votan como para los que no lo hacen.
En el primer caso están los que votan por simpatía política, o por que siempre han votado a tal partido, luego, aquellos que votaron a fulano pero ven que les falló y entonces ahora lo harán por el contrario, a modo de castigo, luego vienen los que evalúan las propuestas y votan según su criterio y viendo las mejores posibilidades que le ofrece el partido que le ha merecido la confianza puntual.
Aquello que conocemos como votación flotante pueden otorgarle el poder a una opción diferente a la que hoy gobierna por la sencilla razón del descontento o la desaprobación.
Algunos votan por lo que le recomiendan sus amigos o familiares o compañeros de estudios o trabajo, pero la franja más importante y la decisiva es la franja de indecisos, que es la que puede decidir el futuro de un gobierno.
Antes de hablar de esos indecisos pensemos en aquellos que no votan, autoexcluyendose de emitir su opinión, de su derecho a decidir.
Con todo el respeto que ellos se merecen, encuentro una falta de criterio y de sentido de responsabilidad cívica el no votar, no digo votar la opción menos mala, ni votar por que si, nos merecemos vivir un país mejor, pero para lograrlo, debemos de ser participativos, ejercer de jueces a traves del voto, votando y decidiendo con ese voto un apoyo a una gestión, o por el contrario, el apoyo a una propuesta de país en la cual votando depositamos las esperanzas de lograr ese país que queremos.
Más en una época de crisis tan aguda como la que atravesamos, es momento de ir a votar y decidir el país que queremos hoy y también el que deseamos mañana para nuestros hijos.
Luego no vale de nada quejarse ni utilizar el argumento de que los políticos hacen lo que les sale de las narices ¿ nunca se les ocurrió pensar que pueden hacer eso por que saben que luego con 4 votos salen otra vez elegidos? ¿ y si todos aquellos que no votaban acuden en masa a las urnas? la clase política entonces se esmeraría en formular mensajes claros, en hacer bien o mucho mejor las cosas, por que sabrían con absoluta certeza que ese poder efímero puede tener fecha de caducidad a muy corto plazo.
Y creame, el poder les gusta a los políticos, si hay algo que les aterroriza en no seguir contando con él. Si tenemos en cuenta este razonamiento, el acudir en masa a las urnas podría marcar
Pero sin duda quienes hoy pueden ser por demás decisivos son los indecisos y si yo formase parte de una formación política en estrategia, provacaría en los días que quedan la mayor cantidad de hechos políticos como me fuera posible.
Hechos que en la medida de lo posible puedan ser protagonizados por el candidato, si este tiene la mínima oportunidad de ser espontáneo, de emitir señales de cercanía a la gente, de generar esa hoy casi inexistente sensación de confianza, de empatía o si lo desea, de complicidad con su pueblo, por decirlo de una manera gráfica, que el candidato baje a la calle y se embarre los zapatos.
En mi tierra suele hecerse o se al menos solía, de hecho, en las del 96` y luego de unos cuantos cuestionamientos, mi propuesta, la de crear hechos políticos arrojó como resultados 1 senador y 5 diputados, en una lista sin apenas presupuesto, con meses de vida y con un puñado de militantes.
Esos hechos políticos dieron como resultado pasar de un 3.5 en las encuestas a un 11 por ciento alcanzado en las urnas, o sea, tan mala estrategia no debe de ser.
Estoy convencido que una estrategia similar aplicada aquí, en Cataluña podría inclinar la balanza de forma tal de que quien la aplique logre llevar, incitar o acabar de convencer a varios miles de votantes e incluso de provocar entre la población esos comentarios necesarios para que nazca e incentive la necesidad de ir a votar.
Los carteles son necesarios como forma de marcar presencia, de recordarle a la gente que se avecinan momentos políticos o sencillamente que ya están aquí las elecciones.
Pero ese porcentaje del 73 por ciento de personas que no tienen ni idea del programa de uno u otro partido es un claro síntoma de que la gente pasa de los políticos y de sus propuestas, al punto que si de verdad quieren cambiar algo o que las cosas - por ejemplo el tripartito- sigan como están, deberían de crear esos hechos políticos que despierten del letargo a los votantes.
Evidentemente que parece sencillo, salir a la calle y con algunos detalles o actitudes ya cambiamos las cosas, pues no, es más complicado, o al menos se debe de ser lo suficientemente capaz de crear esos hechos políticos que se transformarán en publicidad gratuita, en votos si lo quieren llamar así.
Quedan dos semanas. Horas que son segundos para convencer, para llegar, para lograr algunos la ansiada victoria que acabe consagrandose luego en un gobierno y no en otra "entesa" y para otros la posibilidad de lograr un continuismo.
Lo dicho, son dos semanas en las que uno tendrá que preguntarle al pueblo catalán si desea continuar como hasta hoy o si por el contrario, apuesta por un cambio de rumbo, si seguimos por el rumbo de un déficit increible que nos lleva a generar una deuda que de aquí a poco será muy alta, a la vista está, se siguen imprimiendo bonos de deuda a un interés alto, si seguimos viendo impasibles cómo siguen ingresando personas como empleados públicos o contratados por la Generalitat sin apenas control o si al menos pensamos que nos meremos un país mejor y otra clase de gobierno.
Veremos quien o quienes se llevan el gato a al agua, quien tiene la capacidad de convencer.
Sigo creyendo que aquel que provoque hechos políticos mantendrá mejores y más serias opciones de alcanzar el gobierno. En ocasiones ni los tecnicos ni los maestros de las estrategias electorales ni los gurúes que intentan aplicar el efecto Obama dan en la diana, es en estos casos donde se pone en manifiesto y a prueba la capacidad de los altos dirigentes, de los políticos de verdad, de su capacidad de manejo del discurso y de su forma de llegar a la gente, si son capaces de generar hechos políticos, es posible que sean vencedores en las urnas y luego de ellas.
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