En el año 2008 el ex conseller de Política Territorial y Obras Públicas, Joaquim Nadal, salía a la prensa afirmando “existe la voluntad firme de poner fin a los empadronamientos ficticios que permiten no pagar el peaje a los propietarios de segunda residencia”. “Se está estudiando un sistema informático de cruce de datos que detectará los verdaderos residentes en la Cerdanya, el Alt Urgell y el Berguedà, los que la Generalitat paga los 11 euros del peaje. Nadal trataba directamente de "fraude" el empadronamiento falso y ha situado el proyecto para detectarlo en el debate general actual sobre la corrupción y la transparencia en la gestión del dinero público”.
Estas declaraciones efectuadas por Nadal cuando el túnel del Cadí cumplía sus primeros 25 años han caído evidentemente en saco roto, se quedaron en palabras, sin más.
Con las municipales a la vuelta de la esquina, las entrevistas a diversos alcaldes o candidatos a alcaldes de la comarca de La Cerdanya se multiplican, al igual que en el resto de Catalunya y España.
Un alcalde de vasta y larga trayectoria afirmaba ayer que en su municipio “duermen 58 personas”, a modo de estadística, pero, lo curioso es que en ese municipio existen 111 empadronados, de los cuales 93 votan o están dentro del padrón de habilitados a votar.
Los números no cierran, es evidente, y más si tenemos en cuenta que de esas 58 personas que duermen en esa localidad hay niños en edad escolar, por lo cual, la diferencia es aún mayor.
¿Están entonces al menos 45 personas dentro del fraude que mencionó Nadal en su momento?
Si así fuese, estaríamos ante un fraude consentido, o ante una situación a resolver en corto plazo.
Los conocidos como de segunda residencia han apostado por la comarca, invertido en ella y la prueba física está más que a la vista, pisos o casas adosadas, una presencia notoria en temporada de esquí, verano, recogida de “bolets” (setas), fines de semana, etc.
Resumiendo: los propietarios de segunda residencia contribuyen de manera decisiva en la economía de La Cerdanya, pero, ante la ley, se ven obligados a trampear el sistema y los alcaldes colaboran en cierta forma en este fraude que hacía referencia Nadal en el año 2008.
Es un secreto a voces, no pretendo denunciar el tema, sino que las autoridades resuelvan el tema definitivamente.
Si vamos a la práctica, el cruce de información que mencionó Nadal en su día no sería complicado, pues por ejemplo, un simple cruce entre seguridad social arrojaría datos de dónde desempeña su actividad laboral esta persona y ya tendríamos un dato contundente, o la oficina bancaria que utiliza periódicamente, o tantas otras formas de comprobarlo.
Pero todo ha quedado en palabras y la gente de segunda residencia sigue obligada a hacerle trampas a la administración cuando en realidad debería contar con ese beneficio que cuentan el resto de los vecinos que sí viven en la comarca.
Y no sería beneficiarlos porque sí, sería hacer justicia con aquellos que, si bien no viven permanentemente en la comarca, contribuyen a su crecimiento y desarrollo ya que alrededor de los propietarios de segunda residencia se mueven muchas familias que sí se nutren de ellos, mueven, en definitiva decenas de empleos (desde jardineros a personal de limpieza, seguridad, mantenimiento, etc.).
¿Son entonces los alcaldes culpables de esta situación? ¿O deberían de exigir o proponer nuevas formas de transparencia en el manejo de dineros públicos?
Si nos atenemos a las palabras de Nadal estamos ante un fraude consentido y conocido por todos
nota publicada en Tribuna Latina.
http://www.tribunalatina.com/es/notices/_fraude_consentido_y_conocido_30990.php
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