En Radio Pirineus el presidente de la asociación de comerciantes de la villa emitía unas declaraciones que sinceramente me han llamado la atención.
Hace 4 años, cuando se veía venir la crisis, un poco por el panorama económico, un poco por que la reforma de las plazas traería consigo irremediablemente la falta de aparcamiento y con ello, la falta de clientes, recuerdo que escribí algo que incluso fué publicado en Viure als Pirineus, bajo el título Puigcerdàl ¿la hora de reconvertirse?
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Ya entonces los síntomas eran claros, pero han hecho falta 4 años y estudios carísimos para que hoy el señor Ginesta llegue al mismo dignóstico que dió...................un uruguayo del que no se sabe nada y que trabaja como gasolinero, mira tú por dónde.
¿Hacía falta llegar a estos extremos? ¿ Nadie de los profesionales que en su momento contrataron fué capaz de preveer lo que escribí como un vecino más? ¿ Tan difícil era de ver entonces y hoy, al tener el agua al cuello sí se puede ver que no se han tomado medidas a tiempo?
Se podría ahora decir que es fácil criticar ahora que los comerciantes reconocen que han equivocado su estrategia comercial, orientada casi en exclusiva al consumo de segunda residencia o " de Barcelona" pero no, no es así, hace casi 4 años ya lo advertí y no me alegro para nada el que entonces y hoy haya tenido razón.
Los comerciantes de la villa no sólo ven las calles vacías, producto más que nada de la crisis, sino que cuando están relativamente llena de gente esa gente está.....................caminando, mirando, parada en pequeños grupos charlando en la calle, pero los comercios están vacíos.
Y contrariamente a lo que afirma Ginesta, entre semana hoy por hoy es relativamente fácil aparcar, sea en el párking del convent, en el municipal o en zona azul, aunque la zona azul no es cara, es carísima, el doble por ejemplo que La Seu.
Es más, vuelve a equivocarse al pensar que el camino es el Consell Comarcal, quien puede, sí, aportar apoyo ...........................logístico por que si le piden apoyo en el cual tengan que poner algunos euros, mal vamos, el Consell está en números rojos, por no decir a cero.
La asociación liderada por Ginesta está en estado de analepsia, por desgracia, necesita medidas pero las necesita para ayer o antes de ayer, la asociación lo sabe, el Consell lo sabe, el ayuntamiento de la villa lo sabe, además dentro de la misma villa existen ejemplos prácticos que demuestran que depende el comercio y la oferta que tiene de cara a los vecinos, ese comercio triunfa y crece.
Pero hoy y no antes la asociación reconoce lo que " uno de fuera y encima inmigrante" advirtió en su momento, el comercio está orientado a un segmento de consumo que hoy está en coma profundo.
A muchos no les gustará leer este escrito, comenzando por el señor Ginesta, pero yo no escribo pensando en agradar a determinadas personas, escribo para poder expresar lo que pienso y cómo veo las cosas, no escribo buscando meter el dedo en la llaga, para decir " te lo dije".
Vivo aquí y veo las cosas a diario, conozco los vecinos, los escucho, hablo a diario con decenas de ellos, conozco sus opiniones y también muchos de sus problemas, durante 4 años los he escuchado quejarse primero de las multas salvajes, luego de que el comercio ya no sólo de Puigcerdà sino de toda la comarca está pensado, orientado y preparado para gente de alto poder adquisitivo.
Por esa razón el mercadillo no decae, por esa razón los comercios regenteados por ciudadanos chinos progresan en la villa, al igual que algunos restaurantes, que han triunfado donde otros, varios, para ser claros, fracasaron durantes los anteriores 5 años, ¿ tan difícil es de ver?
No se trata de buscar ayuda ahora que el barco está medio hundido, ahora hace falta buscar y rápidamente soluciones, apelar de una buena vez al ingenio, hoy le toca más que nunca al gremio de comerciantes de la villa demostrar que los catalanes de las piedras sacan panes.
Podrían comenzar por escuchar a sus vecinos, podrían comenzar por consultar a sus vecinos, no sólo los de la villa, sino de la comarca entera, no vale quejarse ahora, no vale llorar, no vale culpar a los demás de sus propios errores y lo que es peor: de un fracaso anunciado.
Ser prácticos y realistas, ser, al menos por una vez, coherentes y consecuentes, asumir que las vacas gordas tardarán al menos una década en regresar y una década es mucho tiempo para querer como mínimo sobrellevarla, hacen falta medidas pero hacen falta YA.
Pero si se trata de hablar claro, el hecho de querer ahora orientar el comercio a la gente de la comarca, si bien es una buena intención, el llevarla a los hechos es algo más complicada, más difícil de estructurar, pero no es imposible.
Cambiar la mentalidad y cobrar por ejemplo, alquileres que se acerquen a la realidad sería un gran paso, mirar y estudiar a el comercio que triunfa en la villa es otro paso, el abrir la mente y visualizar las cosas objetivamente, sobre todo, comercialmente.
Se pueden lograr cosas en un corto lapso de tiempo, pero, dudo y dudo mucho que los comerciantes de Puigcerdà estén dispuestos a llevar adelante los cambios, creo que por desgracia la mayoría prefiere morir con las botas puestas.
La asociación de comerciantes de Puigcerdà tendría que comenzar por llevar adelante una sincera y profunda autocrítica, pero, han de hacerlo rápido, teniendo en cuenta que la construcción de nuevas plazas de aparcamiento no estarán hechas al menos en los próximos 3 años.
¿ Puede el comercio de la villa esperar 3 años como mínimo? yo creo que no, está claro que los cambios deben de comenzar ya, no a lo loco, pero ya.
Ha, pero teniendo en cuenta que papá estado y madre Generalitat no tienen un duro, que llegó la hora de demostrar que se pueden valer por sí mismos, por que incluso el sistema bancario mirará hacia otro lado, dado que las perspectivas de futuro de momento a nivel local no son nada buenas.
Y no se trata de alargar ferias o abrir por las noches, se trata de que es EL COMERCIO DE LA VILLA quien debe de crear herramientas que los conduzcan a retomar la senda de las buenas ventas, pero si lo hacen, por favor, tengan en claro que hoy la gente busca precios más que calidad, que busca economizar y que pasan de las cosas caras, por algo crecen los negocios de venta de segunda mano.
Las cartas están hechadas, los comerciantes de Puigcerdà dependen de sí mismos, el tema es si tienen la capacidad y el coraje de cambiar las cosas.
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