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la rutina de siempre.


Algunas personas o la mayoría de ellas al acabar el año se proponen nuevos retos o nuevas responsabilidades, objetivos o afrontar decisiones importantes que por lo general no pasan de meros deseos o palabras que se diluyen antes de los primeros 15 días del primer mes del año.

En realidad el calendario sirve para ser testigo mudo, crudo y cruel de que la vida sigue su curso y nosotros avanzamos un día más al encuentro ineludible de nuestro destino y que no es otro que el final del camino: el final de nuestra existencia.

Gracias a la sociedad en la que vivimos y donde conformamos esta sociedad moderna de consumo nos dedicamos ( aquellos que tenemos la suerte de tener empleo) a trabajar un mínimo de 8 horas diarias, normalmente una vez tenemos un mínimo de uso de razón dedicamos nuestra vida a sobrevivir, no a vivir.

Y luchado detrás de Don dinero dejamos atrás nuestros sueños e ilusiones, nos embarcamos en las ansias de tener un nuevo coche cuando el nuestro aún puede dar bastante de sí, pero es que el nuevo tiene más confort o trae tal cosa de serie..........o la tele ya es vieja por que hemos tenido que adaptarle el nuevo sistema de TDT, comprarnos ropa nueva por que la que tenemos aunque está impecable es la que llevamos usando ...........¡¡¡estos últimos 6 meses!!!.

Vivimos la mayoría de nosotros pensando en viajar fuera del país cuando en realidad apenas si conocemos el propio, en ir de vacaciones a tal o cual parte cuando a minutos o apenas un par de horas tenemos paisajes incluso mejores que los que ansiamos visitar, deseamos todo aquello que nos ofrecen o venden a través de la publicidad y así año a año, prisioneros del consumo.

Así es como vamos dejando de lado las cosas importantes como la familia, elegimos ir de vacaciones a tal parte y para ello dejamos de lado o quitamos tiempo a nuestros padres o hermanos pues total, ellos están allí y pensamos que estarán toda la vida y que ya iremos a verlos en otro momento y luego si la vida nos la juega y caprichosamente nos los arrebata, entonces comenzamos a valorar lo que perdimos pero que mientras estuvieron vivos pasamos de ellos.

Los que hemos dejado a miles de kilometros a las personas que más queremos, las cosas que más queremos, nuestras calles, nuestras costumbres, nuestras tradiciones, nuestros amigos, nuestros olores, cuando llegan estas fechas nos damos cuenta que hemos perdido en muchos casos mucho más de lo que hemos ganado.

Lo hablaba con un muy buen amigo que hoy vive en Lanzarote que partir significa muchas veces morir un poco, muchos pueden decirles a sus familiares o amigos que están bien, que la nevera está llena y que vive dignamente llegando a fin de mes, que el futuro es posible, pero en la mayoría de los casos el precio que se ha pagado por ello es muy superior a la recompensa.

Poco importan los nuevos calendarios, tan sólo son días que se transforman en años en los cuales vivimos sumidos en la lucha de sobrevivir, pensando en si llegamos a fin de mes, hoy por hoy muchos durmiendo con un ojo abierto y el otro cerrado por que no saben hasta que día tendrán empleo o si podrán hacer frente a sus obligaciones hipotecarias o la letra del coche o incluso si este mes podrán salir a cenar fuera por que de otra forma los vecinos comentarán que su nivel de vida ha bajado.

 Prisioneros de la apariencia, del que dirán, de tener lo más nuevo, de poder presumir que salen de vaciones al exterior, pero perdiendo uno y otro día los principales valores, entre ellos, la familia.

Sí, se viene un año más, con las mismas o incluso más dificultades, pero en realidad, más allá de un nuevo calendario, se trata de lo mismo, de seguir, de continuar, de avanzar, de luchar, de la misma rutina del año que se va, la misma rutina.............................la rutina de siempre.

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