Una sociedad más justa también comienza siendo capaces de ser sinceros con nosotros mismos, saber reconocer que algunas cosas existen desde siempre y que tarde o temprano habrá que ponerle solución.
No se puede ni se debe dar la espalda a una realidad y menos sabiendo que existe desde siempre ni podemos continuar pretendiendo hacerle creer al mundo que no pasa nada, al darle la espalda estamos permitiendo verdaderas atrocidades que luego contemplamos impasibles en las noticias. Mientras tanto en países llamados del tercer mundo han tenido la madurez cívica y democrática para poner un punto final y una casi solución al tema. Muchas veces la sociedad juzga esta práctica como algo relacionado a la miseria, incluso a la drogadicción y algunos hipócritas la tachan de inmoral.
En Uruguay en el año 2002 se creó la ley 17.515 y la misma es conocida como Ley del Trabajo Sexual, en resumen: desde un régimen de aportes a la Seguridad Social como trabajador/a autónomo, las personas que viven de su cuerpo cotizan y tienen derecho a jubilarse como trabajadores sexuales, dentro de la misma ley se condena el proxenetismo.
En España el negocio o “industria” de la prostitución mueve más de 15 mil millones de euros, en algunos casos las mujeres afectadas son contratadas como camareras por los dueños de los establecimientos y no es novedad para nadie que existen macro burdeles en la zona de Catalunya denominada La Jonquera, escenario de innumerables reportajes o programas de investigación, incluso de normas municipales que pretenden alejar la prostitución de sus carreteras y de sus centros urbanos.
Pero olvidamos o no queremos reconocer que son infinidad de mujeres y hombres que viven de su cuerpo y que a nadie le escandaliza saber que una modelo pasee su cuerpo semidesnudo por una pasarela, aunque sea una forma de alquilar su cuerpo, o de un futbolista que es exactamente lo que hace.
La prostitución es conocida por ser el oficio más viejo del mundo y aquí en España cada año son incontables los casos que se conocen de esclavitud sexual y sin embargo, ningún gobierno abraza el tema y a través de una ley regula y controla al menos en parte la prostitución, por un lado, el que estén afiliadas puede obligarlas a concurrir a exámenes semanales como pasa en Uruguay, como medida preventiva de enfermedades de transmisión sexual, por otro, recaudaría en impuestos, algo que nunca va mal.
Pero lo más importante es que estas personas tendrían cobertura sanitaria normal, como todo aquel que cotiza, por otro, seguridad pues al alcanzar cierta edad podrían contar con los mismos beneficios que cualquier otro trabajador. Algunos pueden verlo como algo inmoral, impropio de la sociedad en la que vivimos, a ellos les pregunto hasta cuándo vamos a seguir fingiendo que no existen, que no están allí, inmoral es que un gobierno permita vender tabaco encima recaude impuestos con ello, sabiendo que el tabaco mata.
En Andalucía existe ya un precedente de 12 trabajadoras del sexo contratadas como “camareras de alterne”, Alemania tiene en la ciudad de Colonia uno de los burdeles más famosos de toda Europa, Holanda cuenta con su famosa calle roja, pero España con matrimonios del mismo sexo legalizados, con el aborto legalizado no es capaz de darle solución a un tema que involucra a miles de mujeres y hombres, que vemos publicados en anuncios de toda o casi toda la prensa, ofreciendo sexo de pago sin pudor alguno.
¿Tan complicado es legislar sobre prostitución? ¿Hasta cuando vamos a seguir así? Miles de personas están esperando vivir más dignamente de su profesión y puedo ser además materialista pero un negocio que mueve 15 mil millones de euros al año es importante para cualquier gobierno del mundo y por último, si un pequeño país como Uruguay ha sido lo suficientemente maduro y valiente, España tiene la obligación moral de poner manos a la obra en este tema.
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