JUSTO AL OCASO
4ª Y ÚLTIMA ENTREGA DE JUSTO AL OCASO.
Al regreso a su patria adoptiva fueron muchos los meses de cuentos, de anécdotas, de muchas risas y de desempolvar recuerdos.
También se retomaron muchos contactos de otros catalanes e incluso se produjeron intercambio de viajes de un país al otro.
El casal catalán recuperaba su actividad de los años en que había comenzado, los rostros de sus socios mostraban satisfacción y alegría, al final, el viaje de Josep había llenado a todo su entorno de vitalidad, de optimismo, de espíritu de renovación y al mismo tiempo, de afianzar y retomar costumbres que poco a poco se habían dejado atrás.
Una mañana de primavera Josep emprendió el último viaje, su rostro dibujaba una sonrisa, se fue tranquilo, en paz, feliz y con un brillo en su mirada que dejaba notar aún aquel que no lo conociera, que estaba feliz.
Y se cumplieron sus deseos, las banderas de ambos países cubrieron el paseo hasta su última morada y fueron centenares de amigos y personas que lo acompañaron.
A veces en el casal se comenta que se escucha silbar alegremente una canción popular catalana, justo la que más le agradaba a Josep.
…………………………………………………………………………………………..
Lluís y Montse llegaron de nuevo al pueblo pocos meses antes que Montse falleciera, llevaban en sus manos las cenizas de Josep, las esparcieron en la arena de la playa, las olas, de repente, se agitaron y como si quisieran llevarlas muy adentro, las fueron llevando y curiosamente, al cabo de unos minutos, todo volvió a calmarse.
Al final, de cierta forma, Josep pudo estar repartido en su patria del alma y en su patria adoptiva, Lluís sintió que había cumplido el sueño de su abuelo casi por completo por lo que, al regresar, se dirigió a su trabajo para entonces sí, completarlo.
Y fue un documental soberbio, emotivo y sobre todo, fiel a la verdad, se publicó en 4 capítulos y en el casal arrancó una lluvia de aplausos, fue el despegue profesional de Lluís –el regalo póstumo del abuelo- afirmaba Lluís cada vez que le recordaban sus comienzos.
Dedicado a todos aquellos que algún día abandonaron su tierra y que a pesar de los años, la siguen llevando muy dentro suyo, dedicado en especial a todos aquellos catalanes que un día fueron expulsados y perseguidos solo por reclamar la libertad de su tierra.
4ª Y ÚLTIMA ENTREGA DE JUSTO AL OCASO.
Al regreso a su patria adoptiva fueron muchos los meses de cuentos, de anécdotas, de muchas risas y de desempolvar recuerdos.
También se retomaron muchos contactos de otros catalanes e incluso se produjeron intercambio de viajes de un país al otro.
El casal catalán recuperaba su actividad de los años en que había comenzado, los rostros de sus socios mostraban satisfacción y alegría, al final, el viaje de Josep había llenado a todo su entorno de vitalidad, de optimismo, de espíritu de renovación y al mismo tiempo, de afianzar y retomar costumbres que poco a poco se habían dejado atrás.
Una mañana de primavera Josep emprendió el último viaje, su rostro dibujaba una sonrisa, se fue tranquilo, en paz, feliz y con un brillo en su mirada que dejaba notar aún aquel que no lo conociera, que estaba feliz.
Y se cumplieron sus deseos, las banderas de ambos países cubrieron el paseo hasta su última morada y fueron centenares de amigos y personas que lo acompañaron.
A veces en el casal se comenta que se escucha silbar alegremente una canción popular catalana, justo la que más le agradaba a Josep.
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Lluís y Montse llegaron de nuevo al pueblo pocos meses antes que Montse falleciera, llevaban en sus manos las cenizas de Josep, las esparcieron en la arena de la playa, las olas, de repente, se agitaron y como si quisieran llevarlas muy adentro, las fueron llevando y curiosamente, al cabo de unos minutos, todo volvió a calmarse.
Al final, de cierta forma, Josep pudo estar repartido en su patria del alma y en su patria adoptiva, Lluís sintió que había cumplido el sueño de su abuelo casi por completo por lo que, al regresar, se dirigió a su trabajo para entonces sí, completarlo.
Y fue un documental soberbio, emotivo y sobre todo, fiel a la verdad, se publicó en 4 capítulos y en el casal arrancó una lluvia de aplausos, fue el despegue profesional de Lluís –el regalo póstumo del abuelo- afirmaba Lluís cada vez que le recordaban sus comienzos.
Dedicado a todos aquellos que algún día abandonaron su tierra y que a pesar de los años, la siguen llevando muy dentro suyo, dedicado en especial a todos aquellos catalanes que un día fueron expulsados y perseguidos solo por reclamar la libertad de su tierra.
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