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Hasta luego Lina.



El pasado 6 de abril la fatalidad, el destino, la mala suerte o Dios, apartó a Lina de nuestro lado, del lado de su esposo y de su familia.

De sus amigos, de sus compañeros, de aquellos que la queríamos y la seguimos queriendo, personalmente confieso que aún hoy creo estar soñando, espero despertarme y comprobar que todo esto no ha sido más que un mal sueño.

Esta tarde se celebró la misa en honor a su descanso eterno, la iglesia de la villa estaba llena y tuvimos la suerte de contar con la presencia del entrañable padre Uriel, sus amigos, sus conocidos, sus familiares, su esposo.

En mi caso particular puedo decir que nos dejó una compañera con la cual me identificaba mucho, pura entrega, pura energía, la mano siempre tendida, era como yo, temperamental, enérgica, espontánea, sincera, no se guardaba nada, ni en las buenas ni en las malas.

Llena de vitalidad y de iniciativas, siempre sonriendo, alegre, siempre dispuesta a dar una mano, a poner el hombro, esa era Lina, un ejemplo de persona, de compañera dentro de la asociación y en el pueblo de su día a día.

Su esposo dice que no le gustaría vernos tristes, algo imposible, pues Lina era de las imprescindibles. No existen palabras para expresar mi pesar por su marcha, ni para expresar el vacío que se produce con su partida.

Las palabras de su esposo hoy en la misa me calaron hondo, pues nos consta a todos la que la conocimos que eran uno para el otro, una pareja feliz y enamorada, se notaba, saltaba a la vista.

Lina se marcha físicamente, sí, y si de verdad existe el cielo y el paraíso prometido no me cabe duda que allí estará. Pero seguirá viva siempre, en nuestra memoria, en nuestros corazones, siempre.

Por eso sólo queda decirte, compañera, amiga, Lina, hasta luego, hasta pronto.

Un abrazo muy pero muy fuerte a su familia y en especial a Jorge, su esposo.

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