En pocas horas más el pueblo catalán acudirá a las urnas y decidirá si finalmente emprende el camino hacia el estado propio.
Sólo existe una forma de dejarlo claro: acudir masivamente a votar. Algo que por desgracia dudo de que ocurra, con un poco de suerte la participación rondará el 60 por ciento y eso siendo por demás optimista.
Muchas son las personas que lo afirman, el próximo 25-N no irán a votar, les ha ganado la desidia, el escepticismo, la desconfianza a la clase política, ven algunos justo el querer un estado propio pero al mismo tiempo lo ven como una quimera, una utopía.
Y es una lástima que así sea, que la gente finalmente no acuda a las urnas, no manifieste y deje claro su voluntad de tener no sólo un estado propio, sino la voluntad de todo un pueblo que ansía con ser el artífice, el protagonista, el responsable de su propio destino, romper de una vez las cadenas que nos atan a un reino que la mayoría no reconoce, que no quiere, que ve como un pesado socio al que mantener y a cambio recibir las migajas de lo que sobra una vez atendidos aquellos que viven tipo parásitos, que se alimentan del esfuerzo de los demás.
El presidente Mas aspira a una mayoría absoluta y afirma que es el camino y la opción a seguir para conseguir el estado propio. No pienso como el señor Mas, hemos visto y estamos padeciendo los efectos de un gobierno de mayorías absolutas y no puedo dejar de recordar que a pesar de esa mayoría, la formación política liderada por el señor presidente Artur Mas votó a favor de una reforma laboral que es una especie de sometimiento de un pueblo a una esclavitud moderna, una ley que permite a la patronal a hacer y decidir lo que más le plazca con los trabajadores y pagarles salarios miserables, todo en nombre de la crisis.
Sinceramente un gobierno catalán de mayoría absoluta no le garantiza a Catalunya el comienzo hacia un estado propio. En cambio sí lo puede hacer el hecho que el pueblo catalán acuda el próximo domingo de forma masiva a las urnas, que se haga escuchar donde la voz y la voluntad de un pueblo se legitiman: en las urnas.
Una manifestación puede ser multitudinaria pero no queda legitimada ante nadie, ni institución, ni poderes, además en la calle el pueblo se hace oir, sí, pero las urnas son incontestables, es allí donde se debe hablar.
Y no importa el color u orientación política, pues si lo miramos fríamente una nación no la construye una formación política, a su imagen y semejanza, desde sus ideales, una nación la construyen todos, pues todos tienen algo que aportar.
Claro que están los vasallos al servicio de Madrid y su rey, pues a ellos más que a nadie hay que hablarles desde las urnas, sin renunciar a sus principios políticos, sin renunciar a sus ideales, votar a su partido con la razón y a su nación con el corazón, si queremos un estado propio en ese estado deben de estar contempladas todas las voces, todas aquellas que desean como un gran porcentaje del pueblo catalán, un estado propio.
Así que nada de mayorías absolutas, no, al contrario, que sean al menos 3 fuerzas las que hablen, esas fuerzas que luchan cada día por lograr algún día ese estado o nación catalana, libre de España, libre del saqueo silencioso, libre de las sanguijuelas que nos chupan el fruto de nuestro esfuerzo.
Que la responsabilidad sea compartida entonces, que exista ese equlibrio que nos permita ser de una buena vez fuertes, que se note se escuche y se sienta alto y claro que el pueblo catalán ha dicho basta, hasta aquí.
Curiosamente ni uno solo de los dirigentes políticos catalanes le ha pedido al pueblo que no se quede en casa, que vaya a votar, que es LA oportunidad de hacerse escuchar, de emprender el camino del no retorno. Algún cadáver político local, a saber por qué extraña razon personal y alejada de toda lógica y responsabilidad para con su electorado ( unos cientos de votos pero que merecen respeto) pide el voto para su archi enemigo, síntoma de que vamos mal encaminados desde el comienzo.
Pero la voluntad de un pueblo se manifiesta a traves del voto, si esto no pasa el domingo Catalunya habrá perdido una magnífica y quizás única oportunidad de lograr ese estado o nación propia. Y si CiU logra una mayoría absoluta es que entonces aquello de que el hombre es el único que tropieza dos veces con la misma piedra en una realidad como un templo.
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