Aquel que pregunta es un tonto por cinco minutos, pero el que no pregunta permanece tonto por siempre.
Proverbio chino
Estamos en la época donde no es necesario moverse de casa para comunicarse, basta una llamada de móvil, fijo, un mensaje o un correo electronico si quieres dejar constancia de que te has querido comunicar.
De la misma forma atravesamos una crisis de confianza con la clase política, donde la apatía y el descreiminento en la misma es moneda corriente, normal, viendo que a cada medida que instauran hunden más la clase obrera y fulminan la sociedad de consumo.
Esto no pasa de largo en la política local, donde se debe de aplicar una política de proximidad, trabajar cercano a los vecinos, interactuar con ellos, implicarlos en el diario quehacer de su pueblo. Y de vez en cuando no viene mal recordarle al resto de los vecinos que se trabaja mejor cuando el trabajo es en equipo.
Vale que no basta con querer implicarlos, sino que se debe de realizar un trabajo de fondo donde esos vecinos se sientan parte de ese engranaje, no imprescindibles ( nadie lo es, nunca) pero sí necesario, fundamental, pues una de las bases de una política de proximidad es sin duda alguna la comunicación. Si esta se corta o si es intermitente, el objetivo se desdibuja y aquello que podía ser motivación acaba en desidia.
Puede que para muchos sea mejor decidir en solitario y aplicar sus decisiones de forma unilateral, pero en lo estrictamente personal soy un convencido de que las mejores decisiones son las que surgen de un debate o intercambio de ideas, producto de un trabajo en equipo. Claro que esto sólo puede suceder cuando desde las dos partes existe voluntad de hacer las cosas lo más democráticamente posible, escuchando todas las voces, sobre todo las de aquello que han intentado poner su grano de arena.
Eso suele suceder cuando de verdad estamos todos en un mismo barco, cuando se dejan de lado jerarquías efímeras y apetitos personales, pasa entonces que es o debería ser visto para los que desean destacar que deberían pensar primero en sembrar, aunque lo sembrado sea algo así como el bambú, que por unos años no se aprecia su crecimiento y es que el bambú primero hecha potentes raíces y luego de hacerlo crece de forma espectacular. algo así sucede si de verdad te planteas aplicar una política de proximidad, los frutos se podrán ver con el tiempo y si logras la confianza de tus vecinos la solidez será formidable y perdurará durante mucho tiempo.
En sudamérica solemos tomar la falta de respuesta como un desaire por parte de quien evita darlas, por no decirlo de una forma menos diplomática pero sí más contundente: falta de educación, personalmente lo matizo, lo dejo en que a veces las personas tienen derecho a equivocarse, rectificar es de sabios, no reconocer que has cometido un error es de necios.
La comunicación es fundamental entonces cuando uno de verdad está comprometido en cumplir con lo que un día prometió electoralmente: establecer una política de proximidad. Y cuando ves que te das de frente con una realidad anunciada y advertida por compañeros pero sobre todo por hechos, se te hace cuesta arriba, se te dificulta seguir, es más, te planteas seriamente el hecho de seguir a las mayorías, pasar de todo, por que a fin de cuentas, una golondrina no hace verano.
Vivimos en un mundo más bien egoista, donde es evidente que algunos no encajamos, pues durante toda la vida hemos pensado en plural, siempre hemos luchado y trabajado por el bien colectivo, siempre hemos pensado que vale la pena lograr pequeños pasos en pro de una mejora en la calidad de vida de los demás.
Pero visto lo visto aquí se hace cuesta arriba y mucho el querer arrimar el hombro, mejor dejarla estar, mirar a otro lado y dejar que las cosas sigan su curso, a fin de cuentas la opinión de quien suscribe no es ni de peso ni tampoco es para tenerla en cuenta, así que las ideas tampoco, por que con o sin modificaciones si luego te dejan con la cara de tonto es que falla algo más que la comunicación.
Ya para terminar lo que me deja esto como experiencia personal es que no importa el color ni la orientación, al fin y al cabo la política acaba por sacar el lado oscuro de las personas.
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