El 11 de setiembre del 2011 el ex conseller Joan Carretero pronunciaba estas palabras: "Quien se llama independentista y vota CiU es idiota", espetó. "Aquel que vota autonomía vota que nos pase esto. Ya sé que no gusta, pero la verdad es esa", puntualizó.
No creo que esta transformación cameleónica sorprenda a muchos, a nivel local seguro que es una alianza que no convence a ni uno solo de los dirigentes locales, comenzando por sus dirigentes y culminando por los simpatizantes de CiU quienes no olvidan ni olvidarán estas afrentas tanto a nivel de formación política como vecinal.
Está muy fresca en la memoria de todos cuando tachó de imbéciles a sus vecinos, estilo que al parecer es costumbre de este personaje público, que, al abrigo de la excusa del soberanismo ahora se asocia a CDC.
No se si algunos lo recuerdan, los simpatizantes de CiU seguramente cuando la formación liderada por Carretero pidió el voto para Mas en las últimas elecciones al Parlamento y, en una entrevista en El món a RAC1 , aseguró que su apoyo a CiU era "gratis" y que "nadie irá en la lista ". "No le tengo ninguna simpatía a CiU, pero quiero que Mas salga reforzado. Debemos ser generosos".
En ese entonces sin duda ya estaba preparando el terreno para su reaparición en la vida política, lo curioso y hasta penoso es la forma en que regresa, pisoteando y borrando con el codo las cosas que afirma en la web de su formación política, pero lo más indignante es que CDC ni siquiera se molestó en consultar a su socio, Unió, el secretario general de CDC ha explicado que no han consultado la decisión con Unión porque no "corresponde". "Es un acto de soberanía entre CDC y Reagrupament".
Da para pensarse qué clase de gente nos pretende gobernar, qué clase ya no de partidos sino de personas son capaces de olvidarse de principios e ideales y nos pretender tomar de verdad como la calificación tan usada por el ex conseller.
Si CDC no solo no es capaz de consultar a su socio y podría afirmar que muchísimo menos a los dirigentes de Puigcerdà y la comarca.............es que Dios se apiade de nosotros con esta gente en el gobierno, poder que queda demostrado sólo lo utilizan para fines personales, para ambiciones personales y no por el bien e intereses comunes.
A nivel local posiciones antagónicas deberán compartir cargos de poder en la estructura local, en los órganos de dirección política de Puigcerdà deberán juntar el agua y el aceite, algo que provocará tensiones y por supuesto profundas discrepancias.
CDC ha puesto en sus filas un caballo de Troya, un virus que su único aporte será la desconfianza y el rechazo entre sus vecinos, mucho más entre sus votantes y a cambio de 3 votos que no contribuyen a nada, tanto en el proceso soberanista como a nivel loca, que más bien dan por tierra el trabajo llevado adelante por este equipo de gobierno.
Carretero resta allí donde va, es el ejemplo de todo aquel catalán de verdad, soberanista de verdad, independentista de verdad no desea ni para los suyos ni para su tierra, mucho menos para sus vecinos, que padeceremos por lustros enteros lo funesta de su gestión y la de su sucesor.
Claro que tampoco el señor alcalde, Albert Piñeira, ni otros dirigentes como Jordi Gassió han tenido el coraje y la valentía de levantar la voz en contra de este disparate, por respeto a los que confían en ellos más que en CiU, por respeto a su base de votantes y simpatizantes, por respeto a aquellos que los votaron precisamente para erradicar del gobierno local a personajes y estilos y que los votaron con ilusión.
¿Qué piensan hacer desde la dirección local de CiU o CDC? ¿Callar y aceptar como corderos una alianza que no aporta nada a Puigcerdà ni al proceso soberanista? Hasta el más corto de los vecinos sabe que esto no es más que una opotunidad personal para un vecino que ya estaba más que bien donde estaba: fuera de la vida política, en resumen: lejos de los ámbitos de decisiones que puedan perjudicar más de lo que ya ha hecho a Puigcerdá.
Lamento este silencio y esta pasiva actitud por parte de la dirección política de CDC y de Unió en Puigcerdá, sinceramente me gustaría, por una vez que se la jueguen, que sean capaces de levantar la voz y golpear sobre la mesa de forma enégica y decirle NO a este despropósito y que aquellos que hoy leen, dirigentes todos, estas líneas sopesen si no se debe ir más allá y pedir la consulta local, bajo voto de su masa militante en este asunto.
Pero dudo que se haga, mejor dejamos que el cáncer entre de nuevo a los poderes de decisión locales y nos vuelva a fastidiar lo que hasta ahora ha sido un trabajo silencioso, no del todo bien hecho pero del cual se podían apreciar sus frutos. Ahora los vecinos tendrán que contemplar impotentes cambios que ellos no quisieron sino todo lo contrario, verán cómo, gracias a intereses ajenos y contrarios a todos nosotros o al menos de una mayoría aplastante, deberemos aceptar.
Penoso, patético, vergonzoso. Un ejemplo de por qué estamos como estamos. Por desgracia todo apunta, por el silencio local, seguramente nadie ha querido hacer ni hará declaraciones públicas y acatará sin rechistar las imposiciones de Mas y claro, al final te miras al espejo y piensas si no serás de verdad ese imbécil a los que tanto le gusta referirse este personaje.
Eso sí: que se sepa, que se divulgue, CDC cuenta entre sus filas desde hace unas horas con varios idiotas más, sobre todo en Puigcerdà donde el idiota e hipócrita más grande encabeza esa transformación.
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