El paseo 10 de abril pronto cambiará su fisonomía y posiblemente lo poco que le queda de su encanto, es verdad que el tiempo trae consigo cambios buenos, cambios malos y cambios que cuesta mucho asimilar, comprender, aceptar.
Este 2021 contemplaremos impotentes y en muchos casos, impasibles un cambio que quizás muchos de los vecinos no sólo de Puigcerdà sino de la comarca ni siquiera pondrán atención, pero estoy seguro que un puñado lo contemplará con nostalgia y desazón.
Ya no contemplaremos a nuestros abuelos disfrutar de su sitio de esparcimiento y reunión, la actual casa de abuelos de Puigcerdà será trasladada a "escasos 100 metros", según declaraciones vertidas a un medio de comunicación regional por parte del actual gobierno municipal.
El local donde serán trasladados no es ningún secreto, de hecho el mismo lleva alquilado para tal fin hace al menos 2 años es donde se emplazaba la recordada "Gatzara" popular y muy conocida discoteca donde quizás algunos de los que hoy son abuelos, habrán disfrutado de madrugadas de buena música y buenos momentos, el precio de alquiler de dicho local es de casi 20 mil euros anuales.
Aunque una cosa es una ex discoteca y otra es un casal de abuelos, el espacio que dispondrán quizás sea mayor del que disfrutan actualmente, pero... una serie de detalles lo convierten en un local no demasiado adecuado para personas de la tercera edad, su interior tiene varias carencias, pero lo que lo hace un sitio nada adecuado para nuestros abuelos, desde mi humilde punto de vista, es que no deja de ser un sótano, el sub-suelo del edificio donde se emplaza el Casino Ceretá.
Y entonces nacen las preguntas.
¿Realmente es necesaria esa ampliación de la biblioteca? ¿Asistiremos a una reforma que le quite el poco encanto que le queda al edificio? ¿porqué primero se hacen las obras de la biblioteca y no las obras donde irán a parar los abuelos, que deberían ser la prioridad?
Puede que los argumentos del actual gobierno municipal sean que de momento la pandemia no permite reunión de más de 6 personas, etc.
Lo que me pregunto es porqué la oposición en su conjunto al menos de cara al público no se ha manifestado ¿Apoya con su silencio la oposición esta actitud y determinación del ayuntamiento para con sus abuelos?
¿Se merecen nuestros abuelos este trato por parte de sus gobernantes?
Sinceramente el sólo imaginarme a nuestros abuelos en ese sitio me produce una profunda tristeza.
Aquel bullicio que cada pocas tardes podíamos contemplar cuando se celebraban bailes y otras actividades en el casal de los abuelos ya no será posible, puede que por costumbre algunos sigan disfrutando de los dias soleados en las afueras del edificio.
Pero allí donde van el sol no acompaña de la misma forma, hablando con muchos abuelos el sentimiento que transmiten es de tristeza, algunos de ellos directamente no piensan ir a ese local pues consideran que se los está condenando, despreciando, escondiendo.
Escondiendo como si fueran esos hijos o personas malas, de los que las familias se averguenzan, (palabras de los abuelos con los que he hablado) condenados, como si los condujeran a un cementerio de elefantes, como parias, como esa parte molesta que sobra en una sociedad.
Los mismos abuelos que en su tiempo se dejaron la piel por este pueblo y esta tierra, que lucharon por su familia, hoy sus nietos los condenan a un sótano con apenas luminosidad, como si fueran leprosos.
En una villa donde se necesita poner orden en un parking lleno de coches de vecinos (en algunos casos hasta 3 coches de la misma familia o propietarios) y que es MUY sencillo de regular pero que no se hace por falta de interés político, en una villa que tiene un muro de museo derrumbado hace 3 largos años y tampoco se hace nada.
Puigcerdà tiene numerosas carencias que cubrir, tantas que pasaría una semana para ennumerar todas ellas, pero no, mejor condenamos a nuestros abuelos al zulo de la Gatzara.
Personalmente tenía la esperanza de que la pandemia nos regresara algunos de los valores perdidos por esta sociedad cada día mas deshumanizada, pero evidentemente las cosas van a peor.
El 2021 será recordado por muchas cosas, pero en Puigcerdà y al menos para aquellos que quieren a sus abuelos será recordado como el año que su ayuntamiento condenó a sus abuelos a un zulo.
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