Para algunas personas de Puigcerdà soy una persona que o están conmigo o contra mí.
No se molestan en pensar que para mí ( como suelen afirmar) todo es o blanco o negro, claro, mi forma de expresarme los puede llevar a sacar conclusiones apresuradas, reconozco que es la forma más cómoda de eludir un debate o una discusión constructiva.
La actitud debería ser otra, en los tiempos que corren donde la comunicación es no solo gratuita, sino instantanea, debería ser en algunos casos tomada como una mutua oportunidad.
Pero no. Blanco o negro. Se da por sentado que el dialogo no es posible, que invertir unos minutos no vale la pena y entonces todo se reduce a sacar sus propias conclusiones y convercerse que ese esa es la mejor opción. Olvidan los matices.
¿El escribir mis opiniones deja por sentado que mi capacidad de diálogo y razonamiento es nula?
Si piensan así es que no me conocen ni se han tomado la molestia de tan siquiera intentar un sencillo acto: el intercambio de ideas y puntos de vista. De allí por lo general y hablamos de personas con capacidad de razonamiento es que suelen surgir los matices, suelen desaparecer el blanco y el negro.
Esta tarde he visto colgado en el face oficioso del ayuntamiento de Puigcerdà la puesta en marcha de un curso de inserción laboral, de cocina, puntualmente hablando.
Curiosidades o casualidades de la vida, el pasado año y antes de presentar pedidos de subvenciones mantuvimos una charla con la tecnica de inmigración del ayuntamiento, dentro de esa charla le comenté la posibilidad de cursos de cocina y tambien de panadería y pastelería. Y dentro de ese marco, más tarde, la posibilidad de que al menos los cursos de cocina los dictaran dos cocineros ya jubilados, de forma gratuita y para abatir aún más esos costes utilizar las instalaciones del C.A.T. donde se dispone de los elementos necesarios para llevarlos adelante. Hablamos de cocineros reconocidos a nivel local y con una trayectoria impecable dentro de la comarca, ha, por cierto, catalanes ambos y de pura cepa.
Vale la pena agregar que sugería que los asistentes al curso aportasen el género a utilizar, por varios motivos, entre ellos el familiarizarse con la forma de comprar, la calidad de los productos, sus costes, etc. Y además el que asistese al curso lo haría evidentemente por dos motivos: su genuino interés de aprender para vivir de ello y el segundo por la necesidad justamente de hacerse de esos conocimientos para ingresar al mercado laboral.
Esa conversación quedó planteada pero sólo eso. A comienzos del pasado mes de diciembre y para mi sorpresa personal y la de los compañeros de la asociación, vemos un reportaje donde se habló de la inminente puesta en marcha de esos cursos, eso sí, con profesionales, diploma o acreditación que frente al potencial empleador les otorgue credibilidad.
La inquietud fue traslada a la tecnica y la misma cumplió trasladandosela a la señora regidora, que se puso en contacto con mi persona, pero motivos de salud la alejaron del tema hasta la pasada semana, afortunadamente podemos contar con su regreso.
Pero no con su comunicación, es evidente que cuesta y mucho el enviar un sencillo mensaje donde diga: mira, gracias por tu opinión pero nos parece que la forma de hacerlo nosotros es más efectiva y sobre todo más formal, con garantías y demás.
No. No fue así. Blanco o negro, sin matices ni oportunidad de debatir o intercambiar ideas ni propuestas ni posibles alternativas. O vivo en otro planeta o en este caso son otros los que ven o blanco o negro. No he sido yo quien no busco las alternativas, yo expuse mis dudas y mis inquietudes, quedaron en responder. La respuesta está en el face. El curso se pone en marcha bajo el punto de vista y criterio del ayuntamiento, sus técnicos y sus regidores.
Algo que a fin de cuentas tiene su lógica, para eso están y para eso los han votado, así que tanto profesionales a los cuales se les paga un salario, más regidores que ha votado y de que forma el pueblo han de ser los que tomen las decisiones que consideren más oportunas.
Eso sí, lejos o muy lejos queda aquello de trabajar con los vecinos, en cercanía a ellos, al menos ese era el discurso. Al menos eso interpreto cuando escucho ese tipo de propuestas, eso interpreto un programa electoral planteado en tiempos de democracia. Pero claro. Es razonable y lógico.
Si existen profesionales que además pagamos con nuestros impuestos lo prudente e inteligente es dejar que sean ellos quienes aporten ideas y hagan su trabajo. De igual manera los cargos electos.
Y entonces comprendo que sí, que se puede mejorar el talante y las formas. Pero que es blanco o negro.
Claro. Es mi forma de ver las cosas. Seguramente estoy equivocado, que sea yo quien no sepa encontrar los matices y que en algunas cosas me haya quedado en el tiempo, que sólo sea capaz de visualizar y digerir en blanco o negro y no en colores o matizar los mismos.
Resumiendo: visto lo visto y vivido lo vivido he llegado a la conclusión que es mejor no proponer nada, ni hacer nada ni plantear nada. Hombre, opinar desde este rincón, decir lo que me parece, por que es un derecho el de la libre expresión y como me lo otorga la constitución pienso ejercer pleno derecho del mismo.
Eso sí, a esos que dicen que sólo es blanco o negro o que estás conmigo o contra mí que antes de decirlo y encima darlo por sentado que se tomen la molestia de comprobarlo. Igual si se toma algo de tiempo comprueba que está equivocado, que además de críticas y algunos opiniones que sí se toman la molestia de anotar y hasta de hacerlas suyas, hay más cosas.
Y eso lo hago extensivo a muchos vecinos de la villa que tienen cosas que decir pero que han desistido justo por eso, por que frente a ellos o es blanco o es negro.
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